Especie en vías de extinción
El fenómeno de los reporteros de las cadenas televisivas, da igual si se trata de magacines todo terreno o de informativos, no solamente aumenta tangencialmente sino que se prolonga prácticamente a lo largo de los 365 días del año y siempre vinculados a los fenómenos climatológicos, hasta el punto que nos hace sospechar, dadas las perrerías que les obligan a hacer desde los platós centrales, donde andan cómodamente sentados y al abrigo de cualquier contingencia, presentadores y tertulianos, que estamos a las puertas de verles como una especie en vías de extinción. Normalmente no son veteranos. Huelen a becarios a los que endosan el marrón porque tienen que informar desde el campo de batalla, a los pies del enemigo. Si hace calor, a pleno sol, a más de 40 grados a la sombra, friendo huevos en los capós de los coches estacionados; si nieva hundidos en ella; si hace viento agarrándose donde pueden para que no se les vuele el micro y con la lluvia ya rizando el rizo. Estos días hemos visto a intrépidos compañeros entrando en directo con el agua hasta las ingles. ¿Era esto necesario?