Un poco de cordura
SR. DIRECTOR:
Se puede tener un ideal de independencia, y al mismo tiempo, ser catalán de reflexión y cordura. Querer la independencia es totalmente legítimo y se puede defender perfectamente en este país, pero dentro de las leyes (las únicas que tenemos), porque fuera de ellas solo está la jungla y la anarquía. Si hay que cambiar las leyes, se cambian, pero para eso tendrán que ponerse el mono de trabajo y buscar las mayorías necesarias el tiempo que sea, como ocurre en los países civilizados.
Empujar a la gente a salir a las calles es muy peligroso porque sabes cómo empieza, pero nunca cómo termina. Y muy poco ético, jugar con la ilusión de miles de catalanes, cuando no se está preparado para asumir y gestionar el reto. ¿Qué más nos tiene que pasar, para darnos cuenta de que nuestro principal problema no es la independencia? Hasta ahora, hemos sido felices y libres sin ella. Nuestro problema son las listas de espera en la Sanidad, son los barracones en la Enseñanza, el desempleo, el empleo temporal y precario, la burocracia y falta de agilidad en las administraciones, la mala gestión y el despilfarro. Cientos de horas invertidas en reuniones y comidas para el procés, pero muchas menos dedicadas a nuestro bienestar. Un político sin sonrojarse dirá tranquilamente blanco o gris según le convenga, y negro si las cosas no salen bien.
Depositar una papeleta en una urna es un acto de responsabilidad, y por ello, hay que hacerlo con serenidad, valoración y reflexión.