El riesgo de un encuentro de adeptos a la pseudociencia
SR. DIRECTOR:
Este diario se ha hecho eco de una reciente “comida de hermandad con besos y abrazos” a Balaguer. Decían que se reunió un centenar de personas de una asociación denominada Dulce Revolución con el fin de demostrar que el Miracle Mineral Supplement (MMS: una solución cuyo nombre es, como mínimo, sospechoso, que lo cuida todo excepto los pies planos y la tontería) es efectivo contra el coronavirus. Y de paso para pasarse por el arco de triunfo las medidas del estado de alerta. En fin, un simpático botelló de gente solidaria con los que piensan que estos últimos tres meses hemos estado haciendo el burro siguiendo las indicaciones de las autoridades sanitarias.
No entraré a desacreditar los argumentos de este grupo de devotos de la pseudociencia. Tampoco serviría de nada. Cuando hablan del origen y remedios de las enfermedades, del peligro de las vacunas y del 5G o de las maravillosas propiedades de algunas hierbas tóxicas, invocan expertos que no lo son, estudios inventados o no validados y testimonios irrelevantes. Además, para ellos, instituciones científicas y sanitarias forman parte de una especie de conspiración universal destinada a esconder la verdad.
Hasta aquí, perfecto: cada uno que haga con su propia salud lo que le dé la gana y que predique desde su púlpito las creencias que quiera. En el caso de los de Dulce Revolución, como si quieren chupar la barandilla del hospital y después meterse un sorbo de MMS para mostrar en el mundo que las autoridades sanitarias y los científicos estaban equivocados al prohibir sus prácticas. Sin embargo, a no ser que hayan decidido aislarse completamente hasta estar seguros de que su experimento ha funcionado, esta gente está atentando contra la salud pública, arrogándose, en honor a sus creencias, el derecho a contagiarnos a todos, riéndose del sacrificio que la mayoría hemos hecho con el confinamiento, y olvidando las casi 30.000 víctimas mortales. Aquí se impone una actuación inmediata de las autoridades. No es suficiente con las multas. Hay que recoger todo el grupo, actuar penalmente contra los responsables y confinando el resto.
Pero no nos hagamos ilusiones: si crecen exponencialmente hasta alcanzar una masa crítica de adeptos, alguien los acabará acogiendo. Eso pasó con la homeopatía en varios países europeos. Al fin y al cabo, esta gente debe votar.