¡Todo llega tarde! O no llega
SR. DIRECTOR:
Mi madre vive sola en Lleida. Por la mañana va una cuidadora durante unas horas y por la tarde viene otra facilitada por los servicios sociales del Ajuntament de Lleida. En julio, la cuidadora de la tarde dio positivo en coronavirus. Ante el problema, me puse en contacto con los servicios sociales de la localidad para ver si podía traerla conmigo como en el confinamiento, pero me indicaron que no podía salir de su domicilio. Me puse en contacto con el CAP al que ella pertenece y me indicaron que debíamos tomarle la temperatura mañana y noche y que si no tenía fiebre no me preocupara.
Yo convivo con mi esposo, que tiene Alzheimer y no sabía qué hacer. Lo más grave, a parte de la situación, ha sido que nadie me ha preguntado con quién había tenido contacto mi madre. He sido yo quien avisé a todas las personas con las que yo intuí que se habían podido relacionar con ella y así que actuaran en consecuencia. Han trascurrido casi dos meses y hasta la fecha nadie ha sido capaz de contactar ni con ella ni conmigo. Yo me he desplazado a Lleida un par de veces para poder verla, darle ánimos, etc., dejando a mi marido enfermo de Alzheimer en casa y también sufriendo por él. Durante este tiempo no he podido dejar de pensar qué hubiera pasado si se hubiera contagiado. Alguien podría pensar “tenía 97 años”, pero es que es mi madre, y creo que así se sentirán cientos de personas que han pasado por lo mismo o que puedan pasar por ello en el futuro.