Cuando parece que todo se nos derrumba

SR. DIRECTOR:

Tras la pandemia de la Covid, la guerra en Ucrania, etc., estamos viviendo unos momentos difíciles. El encarecimiento de la vida se está haciendo insoportable, las secuelas existentes como han sido la pérdida de familiares, motivos de trabajo, los precios por todo lo alto... Parece que todo se nos derrumba. ¿Hasta dónde llegaremos?

Es muy difícil aconsejar. Yo opino que lo primero es no perder la dignidad. Si perdemos la dignidad, lo perdemos todo, salud, trabajo, amigos, familia, etc. Así que siempre, tanto en lo bueno como en lo malo, hay que seguir caminando de pie, fuertes, para no doblegar nuestra alma al infortunio. Si somos capaces de mantener esta postura recta, desplegada desde nuestro centro interior, cualquier derrumbe será llevadero. Hay que seguir siempre nuestros sueños.

A veces, cuando todo nos parece caótico e inconexo, resulta difícil seguir empeñados en poner a prueba nuestros anhelos más profundos. No pasa nada si conseguimos descansar de la idea mientras hay una gran tempestad. Pensemos que en las mayores tormentas, así como los mayores silencios, siempre surge algo nuevo y esperanzador. A veces me pregunto: ¿qué hacer, cómo reaccionar ante todos esos desafíos que nos producen inseguridad y desasosiego? Creo que lo primero que no hay que hacer es actuar bajo el desconcierto emocional que nos proporciona. Debemos enfrentarnos al derrumbe con valentía, pero no rehuyamos del miedo, que a veces es protector y nos guía hacia la prudencia. Debemos intentar afrontarlo todo con calma. Los que nos aguanten el derrumbe a nuestro lado estarán toda la vida.

Mantengamos la esperanza. Es algo común en el ser humano y, aunque no siempre funciona porque el derrumbe es solamente el preludio de algo peor, la esperanza nos mantiene alerta y despiertos para intentar hacer de lo malo una oportunidad. Aunque nos cueste, intentemos sonreír, porque al final de todo túnel, la vida es bella y generosa. Cuando vivimos una gran decepción, no sabemos si ahí se acaba la historia; también podría ser el principio de una gran aventura. Como dijo en su momento Oscar Wilde (gran escritor): “La sociedad siempre perdona a un delincuente, pero jamás a un soñador.” Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades. Somos aquello en lo que creemos.