Empatizar con los enfermos mentales
SRA. DIRECTORA:
Antes de comenzar mi relato quiero solidarizarme y darles fuerza y apoyo a todas las familias que conviven en casa con personas con trastornos mentales. Quiero que la ciudadanía se haga eco del grave problema que existe en la provincia de Lleida con relación al tema de salud mental. Así pues, hago un llamamiento a los políticos de turno y a los que dirigen la sanidad pública para que se pongan las pilas y el mono de trabajo, para que bajen al fango en el que se encuentran los pasillos de urgencias del Hospital Arnau de Vilanova y el Hospital Santa Maria y cambien los protocolos de atención a la salud mental.
¿Cómo es posible, por ejemplo, encontrar a un enfermo mental en los pasillos del ya mencionado Arnau de Vilanova atado a una camilla esperando ser trasladado al Hospital Santa Maria y que la ambulancia de contención tarde seis horas en llegar? (Para todos aquellos que conozcan la ciudad sabrán que la distancia que existe entre estos ambos centros hospitalarios es de 500 metros aproximadamente). Señores políticos, si no se toman en serio esta problemática y toman cartas en el asunto, más pronto que tarde van a tener un colapso en esta área específica. Ya sabemos que a la mayoría de ustedes una situación así no les afecta porque disponen de sanidad privada, pero la inmensa mayoría de familias tenemos que acudir a la pública.
A ustedes se les llena la boca diciendo que precisamente tenemos la mejor sanidad pública del mundo, pero discúlpenme que subraye que en toda la provincia de Lleida hay cuatro camas mal contadas en urgencias de psiquiatría del Hospital Santa Maria. Esto provoca que los pacientes tengan que dormir en los pasillos. Quiero que sepan también que las personas que cuidan de ellos en casa acabarán probablemente engrosando las listas de enfermos por el desgaste físico y psicológico que implica su cuidado 24 horas, 365 días al año.
No basta con tener centros temporales donde acogerlos. Son necesarios centros residenciales en los que los pacientes psiquiátricos puedan ser atendidos por profesionales y vivir como se merecen. En cambio, la Administración delega sobre la familia una custodia que no les corresponde. Por último, le pido a toda la sociedad que empatice un poco más con los enfermos mentales y sus familiares, porque nadie está exento de vivirlo de cerca.