LA CARTA DEL DÍA
Lengua y globalización
SRA. DIRECTORA:
Ni el Decreto de Nueva Planta de 1714, ni los decretos de 1837 prohibiendo el catalán en las escuelas, de 1870 de inscribir en registro civil y castellanizando apellidos catalanes, de 1902 prohibiendo los Juegos Florales, ni de 1923 con la Dictadura de Primo de Rivera y de 1936 con el General Franco consiguieron eliminar el catalán como lengua, ya fuera como resistencia del pueblo a las imposiciones externas o centralistas, ya fuera como parte de la entidad o alma de las personas que han construido desde abajo el país.
La inmersión lingüística en los años 80 se convirtió a su día en un Renacimiento de la lengua y un orgullo para aquellos que tanto lucharon para mantener viva la llama durante la oscuridad anterior. Valentí Almirall, admirado por unos y acusado de xenófobo por otros, de hecho, profetizó lo que está pasando desde hace unos cien años.
El catalán, ahora, está perdiendo el afecto y terreno hacia otras más poderosas de forma sostenida, sobre todo en las grandes ciudades. Antes por el movimiento interesado de personas por la industrialización, ahora por la globalización, los medios de comunicación –internet– que han provocado que la balanza se decante de cara a lenguas más internacionales, provocando que el catalán se considere más una imposición que una oportunidad (escuelas).
Quizás no se ha sabido vender suficientemente que la cultura de un país reside en su lengua, costumbres, historia, y que es menester de todos, nacidos aquí o no, pero con conciencia del lugar donde han recibido, la oportunidad que de origen no tenían, preservar todo aquello que nos ha hecho únicos a lo largo de la historia. Es injusto que los antepasados en las peores condiciones humanas y legales hubieran podido salvar nuestra entidad y ahora en condiciones de estabilidad y paz se esté diluyendo inexorablemente.