La cara oculta de Abacus de Lleida
Sra. Directora: La cooperativa Abacus tiene un establecimiento en Lleida. Su ubicación es sobradamente conocida por la mayor parte de los lectores. No obstante, lo que no muchos lectores conocen es la ubicación donde se encuentra el otro acceso para entrar al recinto de Abacus en Lleida.
Concretamente, en la calle Pere de Coma (desde la calle del Bisbe). En ese lugar, desde hace más de medio año, se emiten ruidos por parte de máquinas de climatización de Abacus hacia el exterior de forma constante. Abacus ha sido advertida de tales hechos, pero las molestias se suceden cada día (incluso en festivos). A modo de ejemplo, el 1 de enero el sonido estruendoso se produjo durante todo el día.
Uno puede pensar: “Bueno no es para tanto. Ruidos hay en todas partes.” Pero es un argumento falaz, desde el momento en que uno no tiene el deber jurídico de soportar lo que el ordenamiento jurídico no le imponga.
Y la normativa que regula la temática sobre el ruido, aunque sea heterogénea, por los actores que la regulan, debe ser acatada por el conjunto de la ciudadanía, a la par que protegida por los poderes públicos. La mitigación de la contaminación acústica debe ser un elemento muy a tener en cuenta, máxime en las ciudades, donde se concentran multitud de focos sonoros.
La agenda 2030 va a operar seriamente en ese sentido. Para más inri, el área donde Abacus emite tales ruidos está ubicada en una zona de sensibilidad acústica alta, según el Mapa de Capacidad Acústica de Lleida. Pero todo lo que expongo no pretendo que sea un elemento meramente perceptivo, susceptible de ser rebatido en una carta de contestación por algún responsable de Abacus.
El sonido emitido al espacio público es objetivable. Simplemente, para comprobar tales molestias continuadas, cualquier lector solo tiene que acercarse a la rampa que da acceso a tal entrada del local de Abacus. No obstante, quien lo intente, seguramente tendrá dificultades para acceder allí, pues se encontrará con el obstáculo de uno o varios vehículos estacionados en ese lugar, en un espacio demanial no habilitado para estacionar –al margen de que el mismo sea de uso privativo o de aprovechamiento especial–. Adivinen a quién pueden pertenecer dichos vehículos…
Así pues, en un mismo lugar se producen ruidos continuamente y se hace un uso presuntamente abusivo de una vía pública. Por cierto, l’Ajuntament de Lleida es conocedor de ambos hechos. Esperemos. Por lo tanto, cada vez que compren en el establecimiento de Abacus de Lleida –tan limpio y diáfano– sepan que en sus instalaciones hay una cara oculta… que ya no lo es tanto.