CRÍTICADEMÚSICA
Hacia la desnaturalización
Como no podía ser de otro modo, nos congratulamos enormemente con la noticia de que a partir de ahora mismo Lleida cuenta con un nuevo macro espacio para conciertos al aire libre como es la explanada del centro de producción de la cervecera San Miguel. La brillante puesta de largo de este enclave la protagonizaron unos magníficos teloneros como Dj Floro y la cantante de Guinea Conakry afincada en Sabadell Nakany Kanté, constituyendo el plato fuerte de la noche el cuarteto Manel. En su primer concierto en la capital de Ponent para presentar Jo competeixo, cuarto álbum de estudio de la banda y el que de forma clara ha decantado su sonido hacia paisajes electrónicos, los barceloneses se han despojado de los ropajes folk-pop que caracterizaron sus comienzos en Els millors professors europeus (2008) o 10 milles per veure una bona armadura (2011), pues la tercera entrega, Atletes, baixin de l’escenari (2013), ya empezó a observar el cambio de dirección que ahora se ha hecho del todo plausible. Mientras hacíamos cola para cenar y beber esa cerveza recién hecha, gran novedad de la fiesta, Guillem Gisbert y sus tres compañeros saltaron al escenario protagonizando un show típico de los suyos en el que, sin apenas feedback con el público, desgranaron sus canciones más recientes y, solo con cuentagotas, algunos de sus hits más conocidos, eso sí, en interpretaciones que costaba emparentar con aquel soniquete inicial suyo tan naïf, con el ukele marca de la casa. Aunque sin estridencias, un buen concierto, pero la sensación creciente de que esa aparente obsesión de Manel por no repetirse y parecer más modernos puede acabar desnaturalizándolos.