COLABORACIÓN
Trescientos días sin gobierno: el final del bloqueo
Diputado por Lleida en el Congreso
Después de trescientos días sin gobierno y dos Elecciones Generales en las que los españoles han expresado nítidamente sus preferencias y desechado afortunadamente por el Comité Federal que gobierne el PSOE con Podemos y separatistas, a los socialistas sólo les queda permitir que lo haga el Partido Popular o impedirlo, lo que comportaría terceras elecciones. En el primer caso, el PP mantiene tres opciones: gobierno de coalición con las tres grandes fuerzas constitucionalistas, gobierno del PP apoyado en grandes pactos en los asuntos clave para España o, finalmente, gobierno en minoría del partido más votado.
El próximo domingo; el Comité Federal del PSOE dirigido por Javier Fernández, despejará las dudas. Que terminara el bloqueo que ha causado estupor en todas las democracias occidentales sería una excelente noticia para nuestra democracia, para España, para el interés general, para nuestro Estado de Derecho y para la estabilidad y la recuperación económica. Aunque todos los sondeos pronostican un gran ascenso del Partido Popular y una debacle socialista en unas terceras elecciones; la magnitud del reto separatista que desafía la legalidad, la incertidumbre que ralentiza las inversiones y la recuperación económica y nuestros compromisos ineludibles con Bruselas no admiten dilación. Por encima de intereses partidistas, debe prevalecer el interés general. España necesita un gobierno ya y así lo exige hasta la mayoría de los votantes socialistas.
El Gobierno ha tenido que enviar a la UE las medidas para garantizar el cumplimiento del déficit del 4,6% para este año adelantando el pago fraccionado del Impuesto de Sociedades por valor de 8.300 millones de euros y el Plan Presupuestario para 2017, que contempla un déficit del 3,6% en vez del 3,1%. Son cuestiones perentorias que no importan a quienes tienen como único objetivo la ruptura con España y han conseguido contagiar al PSC, que continúa por la senda del odio irracional al Partido Popular introducido por el mismo ZP que utilizó la política catalana, el Tripartit, el Estatut, el Pacte del Tinell y los cordones sanitarios como arietes para aislar al Partido Popular. Así, el PSC ha celebrado este domingo su Congreso en Catalunya en el que la gran cuestión era quién de los dos candidatos, Iceta o Parlon, era más de Sánchez y menos de Rajoy. El no a Rajoy ha sido el común denominador de este cónclave que se compromete a recuperar el derecho a decidir. O sea, que los socialistas catalanes vuelven a caer en la trampa separatista.
Y claro, la pregunta surge inevitablemente: si la abstención a Rajoy es mala hasta el punto de sacrificar la gobernabilidad de España, ¿por qué han sido buenos los apoyos del PP de Rajoy para que los socialistas gobiernen Lleida y Tarragona? ¿No sería coherente que renunciaran a ellos igual que en Badalona el PSC para gobernar ha rechazado los votos de los diez concejales del PP para evitar que sigan gobernando los antisistema de la CUP y compañía que se saltan las leyes e incumplen las sentencias judiciales?
¿Y cómo se puede entender que cuarenta ayuntamientos catalanes gobernados por socialistas se hayan adherido a la AMI? Pues no lo entiende ni su electorado. Por eso, en Catalunya, el PSC ha caído del 45% de los votos y los veinticinco diputados de 2008 a los siete diputados y el 16% del 26 de junio, la fecha en la que el PSC de Lleida perdió el escaño que tenía y lo ganó el PP. A lo mejor deberían los socialistas reconocer que su declive electoral está relacionado con la falta de un proyecto común para toda España, con sus devaneos nacionalistas, con sus ruinosas políticas económicas, con su odio cerval contra el adversario y con sus pactos con Podemos y separatistas. Hoy, ni gobiernan ni permiten gobernar, y eso es estar con los antisistema.
Esperemos que el domingo superen sus contradicciones, no sigan culpando de todos sus males a Rajoy y reconozcan que es quien nos ha salvado del rescate y garantiza la estabilidad. Y que no sigan utilizando como excusa la corrupción que por desgracia afecta a todos y es urgente erradicar. Pero ahora lo que debe prevalecer es el interés de España para que podamos tener gobierno, pero no a cualquier precio. Porque lo más importante es que haya garantías de gobernabilidad y que se asegure la estabilidad que es lo que necesitamos los españoles. Entre ellos, los leridanos, para los que en estas cuestiones soy el único que les va a representar en el Congreso y en el ya probable debate de investidura de la próxima semana desde el escaño del Partido Popular de Lleida.