CRÍTICADECINE
El empleo del tiempo
La magnifica película del cineasta Laurent Cantet El empleo del tiempo nos acercaba a un personaje que, tras haber perdido su trabajo, se inventaba otro para que todo pareciese normal, mientras dedicaba sus días a ir de un lado a otro sin rumbo fijo, y al no tener nada que hacer, contemplar. Un procedimiento similar marca la conducta de La chica del tren, que observa desde la ventanilla diariamente, lo que vive junto a las vías, el paisaje gris, las casas –incluso la suya cuando estaba casada– las ventanas indiscretas que revelan interioridades, parejas a simple vista felices que aman y se dejan amar y rostros a los que pone nombre y los convierte en cercanos en su imaginación. Esta mujer se halla destruida anímicamente, demolida por el alcohol, instaurada en una vida que no la lleva a ninguna parte, por ello, cuando va entretejiendo escenas del pasado y sucesos del presente, cuando repite encuentros y reencuentros con su existencia anterior, cuando se cuela en las vidas de los otros, se inicia una intriga, un nudo narrativo con tramas y subtramas que llevan a la película a un pensado agobio, a una crónica de sucesos en la que la mente de la protagonista será clave para recomponer un rompecabezas donde el sexo, la violencia, las falsas apariencias y los malentendidos formarán el caldo de cultivo de esta adaptación del best seller firmado por Paula Hawkins, que al no leerlo, no sé si mantiene la glacial atmósfera que Tate Taylor imprime a la película, la desazón y la tristeza que destilan los tres personajes femeninos involucrados en la trama, su gélida carga sexual y ese aire de thriller que deconstruye un drama buscando sorprender para que al final todo sea lo que parece.