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Corrientes de fondo norteamericanas

Corrientes de fondo norteamericanas

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Cuando contemplamos el mar, lo que solemos ver es la gran masa de agua, el horizonte o gaviotas volando. Lo que pocas o ninguna vez somos capaces de ver son las señales en el agua que indican que hay corrientes en el fondo. Pero esas corrientes pueden determinar que un barco sea empujado en una dirección o que un bañista imprudente se pueda ahogar. También pueden alterar la temperatura del agua cuando entramos en ellas. La lectura de las corrientes de fondo debería ser un factor fundamental para conocer la realidad que nos rodea. Solemos juzgar los hechos pero pocas veces ahondamos en las actitudes, comportamientos o motivos.

Tras el fracaso en los sondeos en las encuestas del pasado 26-J, las del Brexit o del referéndum de Colombia, vemos que la historia se repite con las presidenciales norteamericanas. Las encuestas han vuelto a fallar. Una vez más nos hemos quedado con una cara incrédula ante el resultado. ¿Cómo es posible que una persona con un discurso xenófobo y misógino acaparase esa cantidad de votos entre latinos y mujeres? ¿Cómo puede ser que pueda tener algún apoyo en una sociedad tan madura con una propuesta política tan radical? No lo esperaba casi nadie, pero Trump ganó. Esta mayoritaria sorpresa puede tener dos causas.

La primera tiene que ver con el inconsciente colectivo, tanto el estadounidense por un lado, como el del resto de –casi– todo el mundo en el otro. El planeta, salvo países muy localizados, poseía el sentimiento de rechazo al personaje de las ideas extravagantes. Ese deseo desde nuestro inconsciente se ha materializado en boca de todos –medios, gente de la calle, políticos,...– y además sin darnos cuenta como una falsa realidad. Todos dábamos por hecho un resultado distinto del que realmente ocurrió. Iba contra nuestros patrones establecidos, ideas y sentimientos.

La segunda causa tiene que ver con las corrientes de fondo. Nuestros referentes americano son Nueva York, Washington o Los Ángeles. Pero son dichas corrientes de fondo las que se mueven y empujan el barco norteamericano. Y son profundas, como la verdadera América: poblaciones deprimidas, empleo mediocre, unas condiciones económicas y modo de vida por debajo de las expectativas. Esas corrientes confluyen con otras en la misma dirección: patriotismo, América grande de nuevo, orgullo, primacía,…

¿Xenofobia? ¿Misoginia? Son conceptos deleznables con toda seguridad para la mayoría de sus votantes. Pero en la escala de preferencias se quedan atrás ante otras prioridades y motivaciones. El candidato Trump supo leer muy bien cuáles eran esas corrientes de fondo, supo minimizar sus defectos personales con el grandilocuente discurso patriótico del sueño americano. Un discurso de esperanza incluso para los colectivos y electores tradicionalmente opuestos. El salvador de los valores más puros y de la esencia que define al pueblo americano. Esperanza, miedo,… son grandes persuasores. No somos norteamericanos, no pensamos como ellos. Y por eso no podemos ver esas corrientes a menos que las vivamos en primera persona. Nos seguiremos escandalizando ante resultados como estos sin entender las razones. Nos han traicionado nuestros propios deseos inconscientes. Como diríamos en marketing, se deben buscar los drivers que provocan determinadas conductas. No podemos centrarnos tanto en lo que nos cuentan como en cómo sienten y actúan. Pocas veces hay una concordancia entre ambos extremos. Forma parte de nuestra naturaleza humana.

Corrents de fons nord-americans

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