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La UE debe reaccionar frente a Trump

Profesor de ESADE Law School

La UE debe reaccionar frente a Trump

La UE debe reaccionar frente a Trump

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Han bastado solo quince días para comprobar qué tipo de botas calza Donald Trump. Sus “trumpazos”, a golpe de decretos y tweets, son duros y preocupantes. Sus medidas proteccionistas comerciales y el anunciado repliegue aislacionista en la política exterior impactarán en la economía global y desestabilizarán el orden internacional vigente desde 1945 y liderado precisamente por EEUU. El nuevo presidente es un hombre de negocios, sin experiencia política y con un carácter impetuoso, que pretende gobernar el país con una lógica basada en unas relaciones de fuerza que provocan ganadores y perdedores. Un modus operandi mercantilista que incrementará las tensiones internacionales. Si Trump trata de forma humillante a México y con menosprecio a la UE, cabe preguntarse cómo actuará con otros países. Y es un error grave geoestratégico dejar bajo la creciente influencia del gigante chino a sus aliados tradicionales en Asia-Pacífico. Cabe esperar crecientes conflictos económicos y comerciales entre la primera y la segunda economía mundial que perjudicarán al conjunto de la economía global.

De las embestidas de Trump y su equipo de colaboradores no se libra ni la UE, considerada por aquellos como un mero instrumento al servicio de los intereses económicos de Alemania. Sus comentarios críticos contra Angela Merkel y la viabilidad futura del euro son improcedentes e injustificados. Y su entusiasta apoyo al Brexit y a otros países europeos dispuestos a fragmentar la UE es diplomática y políticamente inaceptable. Además, sus conexiones especiales con Vladímir Putin refuerzan unas ambiciones rusas que debilitan a Europa y a la OTAN. Y puede favorecer los movimientos populistas y antieuropeístas que ambicionan llegar al poder en las próximas contiendas electorales que se celebrarán pronto en Holanda, Francia, Alemania e Italia. Un marco inquietante hasta el punto que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, definió el pasado 31 de enero el cambio de Administración en EEUU como “una amenaza exterior para la UE”. Asimismo, el Parlamento Europeo pidió vetar al embajador propuesto por Trump ante la UE.

Si el “America First” pasa de las palabras a los hechos concretos, la UE sufrirá los efectos de la agenda proteccionista y aislacionista de su principal socio comercial. Y mucho más si algunas empresas estadounidenses instaladas en el viejo continente retornan a EEUU. Solo en Alemania emplean a 600.000 personas, una tercera parte en el sector del automóvil. Cabe remarcar que las exportaciones germanas a EEUU representan el 10% del total, disfrutando de un superávit comercial criticado por Trump. Pero el Presidente estadounidense olvida que unas 3.500 filiales alemanas también emplean más de 620.000 trabajadores en EEUU.

La nueva administración Trump deteriorará las relaciones transatlánticas. Pero se abre una gran oportunidad para los europeos. La UE, que celebró el pasado viernes 3 de febrero una cumbre en Malta, debe reaccionar sumando y renovando esfuerzos para reforzar el proyecto común europeo manteniéndose firme frente al intransigente Trump, en la defensa de los valores democráticos, económicos y sociales que definen el modelo europeo. La UE debe abrirse aún más a otras regiones y países para llenar, en la medida de lo posible, el vacío que pueda dejar EEUU, sobre todo en Asia-Pacífico y América Latina. El vergonzoso muro que Trump proyecta construir en la frontera común con México también es una barrera ofensiva para los demás países latinoamericanos. Bruselas debería acelerar las negociaciones para firmar o reforzar los acuerdos comerciales con México, Mercosur y otros países de la región. También las relaciones con Oriente medio e Irán, muy indignados por un decreto de Trump que cerró las puertas de entrada a EEUU a los ciudadanos de siete países de mayoría musulmana.

Además, el entierro del Acuerdo Transpacífico (TPP) decretado por Trump favorece las negociaciones del Acuerdo de libre comercio con Japón y también permite que se inicien acuerdos con otros países del “Pacific Rim” como Australia y Nueva Zelanda. Merece la pena avanzar hacia la firma de un Acuerdo sobre Comercio e Inversiones con China. Las presiones de Trump potenciarán las relaciones de China con la UE y con Alemania en especial. China se convirtió en 2016 en el primer socio comercial de Alemania, desbancando a EEUU, que cayó en el tercer lugar tras Francia.

Los altos muros que Trump quiere levantar contra otros países y personas pueden acabar cerrando muchas puertas de EEUU al exterior. Su imagen o “soft power” ante el mundo ya ha quedado dañada. Una situación que beneficia al presidente chino Xi Jinping que, en el último encuentro de Davos celebrado en enero, se presentó ante la élite capitalista mundial como un estadista defensor del Libre Comercio. Pero la Unión Europea debe mostrarse muy cauta y no inclinarse ante una China que crece y se crece.

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