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El valor del diputado de Lleida

Diputado al Congreso por el Partido Popular de Lleida

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En diciembre de 2015, después de unas elecciones en las que por primera vez no pudo gobernar el partido que las había ganado, el Partido Popular perdió el escaño por Lleida. Hubo que repetir los comicios seis meses después, el PP amplió su ventaja y, gracias al apoyo de Cs y la abstención del PSOE, pudo al fin formar gobierno y aquí en Lleida recuperamos un escaño decisivo que tiene un valor doble porque se lo ganamos al PSOE. El valor singular de este escaño se puso de manifiesto el pasado jueves, porque es el que permitió el empate a 175 diputados que sirvió para rechazar las enmiendas a la totalidad, lo que augura la definitiva aprobación de los PGE 2017, cuando se consiga el probable apoyo del diputado de Nueva Canarias.

De haberse repetido en Lleida los resultados de 2015 no tendríamos pues PGE de 2017, lo que pone de relieve la importancia determinante que para obtener el diputado de Lleida tuvo el apoyo de Mariano Rajoy, que celebró aquí el acto central de campaña en Catalunya. Fue el gran acierto estratégico del PP, que concentró sus esfuerzos y prioridades en la única circunscripción de Catalunya en la que el PP había ganado a Cs en diciembre y había quedado a solo 2.000 votos del PSOE, y el efecto de la inteligencia de los leridanos, que concentraron la utilidad de un voto en el partido que defiende la Constitución, el Estado de Derecho, la unidad de España y la estabilidad necesaria para continuar la recuperación económica.

Por eso, es un insulto a la inteligencia de los leridanos el descaro y el cinismo con el que un diputado por Lleida, uno de los tres que han ido a Madrid a desconectar, dice promover lo que define como un Frente Común Leridano para reclamar más inversión y todo tipo de mejoras para Lleida, en una especie de Carta a los Reyes Magos dirigida a un Gobierno, al que este diputado y sus socios en la deriva separatista le votan en contra precisamente de los PGE de 2017, a pesar de que incluyen muchas de las mejoras solicitadas que se aprobarán sin su apoyo.

Lo que, demagogias aparte, hace inevitable una comparación especialmente fastidiosa para nuestros separatistas. Mientras el PNV demuestra que practicar la democracia no es chocar, sino dialogar, negociar y pactar y una manera de servir a los ciudadanos es defender infraestructuras, pero también políticas de crecimiento y empleo, que son las que garantizan las políticas sociales que benefician a los vascos y a todos los españoles, los partidos separatistas catalanes han renunciado a defender los intereses de los ciudadanos a los que representan y les condenan a imposibles políticas de ruptura.

Es decir, los partidos nacionalistas que ya rechazaron en 1980 el cupo ofrecido por el Gobierno de España se vuelven a equivocar y es evidente que, en vez de diálogo y pacto, prefieren el choque de trenes. Algo que ya se veía venir desde que, hace cinco años y coincidiendo con las iniciales pesquisas de la UDEF sobre el 3%, se inventó el derecho a decidir, que no es más que una argucia para maquillar democráticamente un procés que solo tiene una meta final: la impunidad para los del convento y sus feligreses.

Por eso, no es de extrañar que el derecho a decidir –que en realidad es la autodeterminación que está excluida del Derecho Internacional y de la ONU– no tenga reconocimiento internacional. Por eso, a nuestros separatistas les cierra las puertas también Marruecos y hasta Carter les toma el pelo. Pero, claro, esto de viajar gratis a lo largo y ancho del mundo, no deja de ser un trabajo gratificante aunque el apoyo internacional se reduzca a Maduro.

Y el apoyo nacional para el referéndum se limita a Podemos, sus Mareas y Míster No. Y aquí se desvanece día a día porque a los catalanes no se nos puede seguir ocultando que las empresas se van de una Cataluña que vende a la pérfida España el 60% de lo que produce y que una Cataluña independiente quedaría fuera de la UE y las pensiones se verían reducidas a un 78% porque Cataluña gasta en pensiones 5.000 millones de euros más de lo que cotiza.

Así las cosas, el objetivo irrenunciable es regresar el oasis catalán del que tanto presumían estos separatistas de nuevo cuño que han reforzado para tapar sus vergüenzas, el independentismo testimonial que representaba ERC. Mientras, el dinero que robaba España iba a parar en realidad a un convento situado en Andorra y dirigido por una singular madre superiora. Por eso, si faltan votos y la gente se desanima, hay que preparar listas de jueces y contribuyentes y recurrir al estacazo como anuncia Lluís Llach. Los funcionarios que no cumplan la ley lo pasarán mal, advierte. ¡Como en Turquía!

¿Qué ley?, cabe preguntar. ¿La que les ha permitido llegar a dónde están o las que nos van a intentar imponer a quienes no pensamos como ellos? ¿Las de este Govern y este Parlament golpistas? La revolución de las sonrisas es solo otra falacia que ya nos descubre su verdadera cara. Y, francamente, me siento muy orgulloso de no pertenecer a ella y honrado de representar a más leridanos que los que votaron al Partido Popular. De ser un diputado de Gobierno que seguirá trabajando para reducir los módulos de los agricultores, impulsar los regadíos de la provincia y las infraestructuras pendientes que ya están en los PGE.

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