COLABORACIÓN
Japón y la UE hacia un acuerdo de libre comercio
Profesor de ESADE Law School
Shinzo Abe fue el primer líder extranjero que visitó a Donald Trump pocos días después que este triunfase en las elecciones presidenciales del 8 de noviembre de 2016. Ansiaba conocer personalmente al nuevo presidente de EEUU, su aliado político y económico. En aquel primer encuentro Abe pidió a Trump la continuidad del Acuerdo Transpacífico (TPP) firmado por la anterior administración Obama con Japón y otros diez países de la región de Asia-Pacífico. Pero una vez en la Casa Blanca, Trump enterró sin miramientos el TPP. Y también finiquitó el Acuerdo Transatlántico (TTIP) que se negociaba con la UE. EEUU iniciaba un giro proteccionista que modificaba el orden económico mundial vigente desde 1945. La decepción japonesa fue de tal magnitud que Shinzo Abe realizó pronto una gira europea. Y en la cumbre UE-Japón celebrada en Bruselas el 21 de marzo, se decidió acelerar las negociaciones, iniciadas en marzo de 2013, para alcanzar un vasto acuerdo de libre comercio. El empuje final llegó tras las reuniones mantenidas por Abe con sus homólogos europeos en el marco de la cumbre del G7 celebrada a finales de mayo en Taormina (Italia). La hermética y displicente actitud de Trump mostrada con sus socios tradicionales en aquel encuentro hizo el resto. Y el texto provisional del acuerdo UE-Japón (JEFTA) fue finalmente rubricado el 6 de julio en Bruselas, precisamente en la víspera de la cumbre del G20, presidida por Alemania. Una respuesta también política dirigida a Trump.
Seis meses después de la irrupción del “America first” de Trump, las bases geopolíticas y económicas mundiales siguen removiéndose. Y en la cumbre del G20 celebrada los días 7 y 8 de julio en Hamburgo se constataron las posiciones contradictorias entre las tesis proteccionistas de EEUU y una defensa del Libre Comercio –y del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático– por parte de la UE, China, Japón, Corea del sur, Canadá, Australia y otros países avanzados y emergentes.
La tendencia aislacionista de Trump aceleró el giro de la UE hacia Oriente, donde es bien recibida por los países de Asia-Pacífico que quieren corregir su excesiva dependencia comercial con China. Bruselas ya firmó acuerdos de libre comercio con Corea del Sur, Singapur y Vietnam y los está negociando con Malasia y otros países de la región. Pero el recién rubricado con Japón, la tercera economía mundial, tiene un gran impacto geoestratégico y económico. Afecta al 19% del PIB y el 38% del comercio mundial de mercancías. La UE es el tercer socio comercial de Japón, tras China y EEUU. Y Tokio precisa reforzar los nexos económicos con Alemania y Francia cuando la nutrida presencia de empresas manufactureras niponas en Gran Bretaña teme los efectos finales del Brexit. El JEFTA afecta a sectores económicos clave. De entrada, al 91% de las exportaciones de mercancías, un porcentaje que alcanzará el 99% cuando esté plenamente implementado. Bruselas recuerda el éxito del anterior acuerdo de libre comercio vigente con Seúl que, desde su entrada en vigor, incrementó un 55% las exportaciones comunitarias a Corea del sur. Se espera que gracias al JEFTA las exportaciones europeas a Japón se incrementen un 34% y las japonesas al viejo continente un 29%.
La UE pretende penetrar en un mercado que suma 127 millones de consumidores con alto valor adquisitivo. Y sobre todo en el agroalimentario, tradicionalmente cerrado al exterior. El acuerdo prevé eliminar los aranceles para casi todos los productos, aunque en el caso de los lácteos y los quesos el desarme será progresivo y sujeto a cuotas. Los japoneses se comprometen a reconocer 205 denominaciones de origen (AOP), 130 de las cuales afectan a los vinos y espumosos. Las grandes marcas japonesas podrán vender coches y componentes en el mercado europeo con un período transitorio de siete años y competir con las surcoreanas que, desde 2011, han aumentado un 50% sus ventas de coches en la UE. Pero quedan algunos flecos a negociar, entre ellos el capítulo sobre inversiones y los mecanismos de resolución de conflictos. Pero restará pendiente el acto de la firma oficial del Acuerdo y un posterior proceso de ratificación que se presenta difícil, vistas las anteriores movilizaciones de las opiniones públicas europeas frente al no nato TTIP con EEUU y al CETA con Canadá que sí entrará pronto en vigor.
Jean-Claude Juncker espera que el JEFTA entre en vigor a inicios de 2019. Shinzo Abe reforzará su política económica, “Abenomics” y principalmente al sector exportador, también excesivamente dependiente de China, que en 2016 representaba el 21,6% del comercio exterior nipón. Según el Banco Mundial, la economía japonesa podía volver a crecer en torno al 1,5% en 2017 mientras se va acercando la importante cita de las Olimpiadas de Tokio en 2020.