LIDERAZGO
Liderazgo y crecimiento
Uno de los objetivos que perseguimos las personas es crecer continuamente, tanto a nivel personal como profesional. Podemos decir que, desarrollarnos es una característica intrínseca en nuestra naturaleza, y cuando conseguimos avanzar, superar retos, y obtener resultados que nos hacen crecer, nos sentimos realmente satisfechos/as.
Aunque este crecimiento es individual y responsabilidad de cada uno/a de nosotros/as, juega un papel muy importante la familia, la escuela, la empresa, la sociedad… y en definitiva, todo nuestro ambiente y entorno directo e indirecto que nos rodea.
¿Qué pasa con el crecimiento de las personas en las empresas/organizaciones? Si queremos empresas de éxito, necesitamos que las personas que las forman crezcan continuamente y evolucionen con la organización, se adapten a los cambios y aporten lo mejor de ellas.
En muchas ocasiones he escuchado a líderes comentar explícitamente que lo que quieren conseguir es hacer crecer a sus colaboradores/as, y me parece extraordinario por ser una de las funciones más importantes y satisfactorias del liderazgo, suponiendo, a la vez, una gran responsabilidad. Por tanto, vamos a reflexionar un poco más sobre ello.
Una de las claves principales que el líder debe plantearse para conseguir este crecimiento de las personas que forman su equipo, es creer en ellas y en sus potenciales.
Para ello, es imprescindible que el líder esté enfocado en aquellas habilidades y competencias, en las que cada persona de su equipo tiene sus fortalezas; líder y colaborador/a deben descubrir conjuntamente cuáles son los talentos de este último, potenciarlos y desarrollarlos.
El foco de atención del líder debe estar en todo momento en el magnífico potencial que tiene su colaborador/a, y trasmitírselo. Y no basta con decirlo, debe creerlo de verdad, por tanto, debe pensarlo.
Fíjate en que explícitamente digo que debe pensarlo, ya que, en muchas ocasiones, el discurso no es coherente con el pensamiento –se expresa una opinión, pero se piensa otra–, y lo que realmente tiene validez es el pensamiento, que, aunque sea íntimo, se transmite igualmente.
¿Cuántas veces nos ha pasado que alguien nos está diciendo que cree en nosotros y en lo buenos que somos en algún talento concreto, y sentimos que no nos está diciendo la verdad? En este caso, seguramente que, aunque tenga intención de valorarnos nuestro talento, en su pensamiento puede ser que dude, que a la vez que nos dice lo buenos que somos, esté pensando en algo en lo que no lo somos tanto. ¿Te ha pasado algo parecido alguna vez, cuando eres tú quien está intentando valorar a la otra persona?
Por tanto, si eres líder y quieres hacer crecer a tu equipo, debes pensar en las habilidades, las competencias y la belleza de cada una de las personas, de forma continuada, y desarrollar un plan conjuntamente con ellas –nueva formación, nuevas funciones, nuevas aportaciones en sus actuales responsabilidades...– para que puedan aportar todo su potencial. Solo de esta manera podrás llegar a conseguir que cada una de las personas desarrolle sus potenciales.
Si queremos crecer y/o hacer crecer a nuestro equipo, dejemos de enfocarnos en las debilidades y pongamos el foco de atención de nuestro pensamiento en los talentos, para conseguir desarrollarlos al máximo. Recordando que nuestro pensamiento lo dirigimos nosotros, y es nuestra responsabilidad.