COLABORACIÓN
Refugiados: la vergüenza europea
Secretario de Nueva Ciudadanía del PSC de las Comarcas de Lleida, Pirineo y Aran
Las últimas guerras, como la que vive Siria desde 2011, han provocado una de las mayores crisis de refugiados de la historia. La tragedia se alarga ya seis años, pero en los últimos tiempos se ha producido uno de los mayores y más rápidos movimientos migratorios hacia las fronteras europeas, dejando en jaque a los gobiernos de los países geográficamente más cercanos.
Solo en el último semestre de 2015, 6.000 personas solicitaron asilo en España, las mismas que durante todo 2014, según datos de ACNUR. Ante la situación de urgencia generada, la Unión Europea debate día a día cómo ayudar a las familias que cruzan el Mediterráneo huyendo de las bombas o de la miseria. Cientos de miles de migrantes y refugiados intentan entrar en territorio de otros países de la Unión Europea para pedir asilo, huyendo de países devastados por conflictos. Sin embargo, las medidas que aplica la UE, cada vez más restrictivas, no alivian su penoso viaje, llegando algunos países a contemplar incluso el uso de la fuerza militar contra el flujo migratorio o el levantamiento de muros. Para miles de estas personas desesperadas se trata de un círculo vicioso: huyen del Estado Islámico, de la guerra, del hambre… pero acaban muriendo en camiones o en el mar, en medio del rechazo de las autoridades europeas. El problema, que ya ha sido calificado como la peor crisis migratoria desde la Segunda Guerra Mundial, sigue sin encontrar solución.
Y aunque no todos los inmigrantes son refugiados y tampoco todos los refugiados son inmigrantes (en el lenguaje oficial de la ONU se trata de dos grupos diferentes de la gente desplazada), lo principal es buscar una solución entre todos los países desarrollados para dar salida a los refugiados y que esta sea siempre contemplada bajo los parámetros de dignidad y garantía de oportunidades y de futuro.
Para hacer compatible la viabilidad del estado del bienestar y la acogida de refugiados hay que partir que estas personas no pretenden llegar a Europa con el único motivo de obtener ayudas sociales, sino que lo hacen para huir de la guerra y la muerte. Pasado, pues, un primer y corto espacio temporal, derivado de una situación de emergencia, los refugiados han de valerse por sí mismos y su asistencia en caso de necesidad ha de ser realizada por las instituciones públicas y de la sociedad civil.
Lamentablemente, España es uno de los países que suspenden en materia de asilo y refugio, estando por debajo del 10% de su compromiso. Tal y como ha denunciado Intermón Oxfam, en 2015, el Gobierno se comprometió a recibir hasta 17.387 refugiados en un sistema definido por la Unión Europea. De momento, hasta el pasado mes de marzo, los refugiados llegados a España han sido 1.212, de los cuales 878 están reubicados y 334 reasentados.
La actuación de la mayoría de los estados miembros no dista mucho de la de España. Ante este grave incumplimiento, los y las socialistas reclamamos más y mejor actuación del Consejo europeo: un compromiso efectivo que no prolongue la vergonzosa situación de refugiados en condiciones inhumanas esperando a que tengamos a bien acogerles.
La no acogida, la venda en los ojos y los oídos sordos ante la crisis de refugiados pasará a la historia, si no se les da inmediata solución, como la mayor vergüenza europea.