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DIPUTADO DEL PP EN EL CONGRESO

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Al Prucés en su recta final ya se le está cayendo la máscara amable de las sonrisas por la pérdida de apoyos y no puede seguir ocultando su verdadero rostro. Esta semana, en el Parlament, se han vivido episodios que no tienen parangón en ninguna democracia. No es solo que el Govern y la mayoría que lo sustenta, a las órdenes de la CUP, atropelle las leyes que les han legitimado. Es que ya no se respetan ni las propias normas de funcionamiento interno y la imagen de un Parlament vacío es el legado de esta convulsa etapa que llega a su final.

Porque ahora que hasta la mayoría de los vascos ha recuperado el sentido común, no podemos dejar que esta minoría de agitadores subvencionados, uno de cuyos iconos es el terrorista Otegi, sin votos suficientes y con sus leyes, intimide a la mayoría silenciosa y nos arrastre al precipicio de un referéndum ilegal que no se puede legitimar votando y que va en contra de la unidad de España. Para protegerla, para amparar a todos los ciudadanos y para defender la democracia, el Estado de Derecho dispone de los medios necesarios.

La firme respuesta del Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, al Golpe de Estado Separatista no ofrece dudas. Asegura el Presidente que hará “todo lo necesario sin renunciar a nada” para garantizar el Imperio de la Ley y de la Constitución, que es la garantía de nuestra convivencia y libertad, la que protege el autogobierno de Catalunya, la dignidad de sus instituciones, los derechos de los catalanes y la que ampara la soberanía nacional; porque lo que a todos nos pertenece debemos decidirlo entre todos.

Este es el mensaje para tranquilizar a todos los españoles y, especialmente, a los catalanes preocupados por la amenaza de ruptura de España y el eventual nacimiento de ese nuevo Estado Totalitario que surgiría de una Ley de Transitoriedad que recuerda a la que utilizaron los nazis para afianzarse en el poder en 1933. Y preocupa también porque, durante estos cinco fatigosos años de Prucés precedidos por el Estatut de ZP y los dos Tripartits, el separatismo no ha escatimado esfuerzos para conseguir sus delirantes propósitos, incluido el banderín de enganche para incautos, porque el derecho a decidir lo tiene la CUP y el único diálogo posible es el de un referéndum imposible.

Y a pesar de que el enorme aparato de propaganda e intoxicación ha conseguido ampliar el independentismo estructural del 15-20% hasta un 40%, en las plebiscitarias el voto separatista no llegó a la mitad de los votos emitidos ni a un tercio del censo. Y aunque el Govern sigue sin reparar en medios para intimidar y estigmatizar a la mayoría; no debe sorprender que, según el último sondeo, dos tercios de los catalanes se sientan también españoles y estén muy poco ilusionados con la República Independiente y Sin Corrupción que prometen los del 3% y con este Govern que no da respuesta a sus preocupaciones prioritarias y que oculta las consecuencias de la ruptura.

¿Por qué cómo se les puede asegurar a los jubilados que seguirán cobrando sus pensiones cuando con las cotizaciones actuales recaudadas en Catalunya solo se cubriría el 70% de las prestaciones? ¿Cómo se les puede ocultar a nuestros payeses que se quedarían sin PAC y que no podrían vender sus productos al resto de España y Europa porque tendrían que pagar aranceles? ¿De dónde regarían? ¿Alguien puede rebatir que Catalunya vende al resto de España más que a los 186 países del resto del mundo? ¿Quién financiaría al nuevo Estado con una deuda calificada como bono basura?

Demasiadas preguntas sin respuesta para inteligencias no manipulables, porque discutir la reciente declaración del Presidente del Parlamento Europeo Antonio Tajani que, como el resto de dirigentes europeos, asegura que una Catalunya independiente quedaría fuera de la UE es como decir que es de día cuando es de noche. Y es que después de la experiencia de la desmembración de Yugoslavia y la aparición en los Balcanes de nuevos estados como Kosovo y Bosnia convertidos en campos de entrenamiento yihadista, el riesgo es demasiado evidente y grave como para que la UE permanezca indiferente.

El respaldo de todas las Instituciones del Estado y la unidad de los demócratas, el apoyo de Cs y el de un PSOE que no debe caer, ni ahora ni después del 1-O y como otras veces, en las trampas de los nacionalistas que son insaciables, suponen un gran respaldo a la firme determinación del Presidente Rajoy, que no nos va a fallar. Está en juego nuestra democracia y el futuro de una gran nación en la que podamos convivir, como siempre, todos. España es un ejemplo, desde la unidad, de respeto a la diversidad y está entre las naciones políticamente más libres, socialmente más justas y económicamente más desarrolladas del mundo. Ahora. España.

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