SEPAMOS LA LEY
¿Quién controla a la policía?
La pregunta, con cierta dosis de ingenuidad, me la formula un amigo tras ver televisivamente varios desafueros de la fuerza pública. La policía tiene legalmente limitaciones y controles. El policía recibe formación e instrucciones para cumplir con su misión que no es otra que poner a disposición de los jueces a aquellos ciudadanos que, contraviniendo las leyes, perjudiquen o dificulten la normal convivencia social, así como velar para que esta discurra por cauces de normalidad pacífica. Ser policía supone someterse a una formación previa para hacer eficaz su misión. Un policía es el ciudadano oficialmente autorizado para portar armas, conllevando todo ello siempre una gran dosis de responsabilidad y conocimiento. Asistí, en cierta ocasión, a un juicio donde se juzgaba a un policía, la acusación era que había actuado en contra de la formación recibida persiguiendo a un delincuente y disparándole en dirección a la cabeza, causándole la muerte, en lugar de hacerlo a cualquiera de sus extremidades para facilitar su detención.
¿Ser policía, una dura profesión?
La estructura de los mandos, su poder de decisión sobre el subordinado, la llamada técnicamente obediencia debida, hacen de esa profesión un ejercicio nada fácil para llevarlo a efecto. Tres son las vertientes esenciales de esa actividad: investigación, información y por último acción. Esta última es la que sostiene habitualmente el prestigio y buen nombre de las demás al tener una mayor presencia pública. Aquí, como diría un clásico, juegan siempre dos factores la auctoritas o prestigio y la potestas o autoridad efectiva de carácter práctico. En Inglaterra nadie discute el prestigio moral de los bobbies o policía ciudadana como ejemplo de auctoritas, y la mayoría de policías africanas pueden ser ejemplo de todo lo contrario. Los jueces necesitan, a menudo, policías expertos tanto en la investigación de los delitos como en la captura de delincuentes para poderlos juzgar.
Policía y masas
Los movimientos de masas en grandes ciudades y su posible descontrol proporcionaron el nacimiento de una policía especial de choque o antidisturbios, de difícil control tanto por su cometido como por las excepcionales circunstancias en las que debe actuar. Una de las características a menudo desconocidas por el gran público es la fuerza que tienen sus declaraciones sobre hechos concretos, pues la ley les atribuye siempre presunción de veracidad, es decir, que son consideradas como veraces precisamente por estar declaradas por un policía.
Consejo legal
Una policía de nivel es el mejor prestigio social.