La fractura

Es obligado solventar el conflicto de forma inmediata, pero Puigdemont se obceca en romper todos los puentes. El gran tema no iba ni de referéndum ni de democracia, todo iba de declarar la independencia. Sus palabras no acompañan a sus actos, y un problema que siempre debió ser político lo ha transferido a la calle. Gran error. Puigdemont nuevamente dirigiéndose a una mitad de catalanes insiste en que Cataluña está unida. Y no lo está. ¿Quién negará ahora que hay división social? ¿Quién negará ahora que poner límites imposibles solo genera más problemas? Porque lo que se augura para los próximos días no es nada esperanzador. ¿Qué tipo de mediación pretende conseguir de Europa amenazando con la DUI? Europa ha sido muy clara: Cataluña no ha hecho bien saltándose toda la legalidad. Eso no se puede hacer en una democracia. No en Europa. No se puede violar el Parlamento, incumpliendo todo el marco legal estatutario, constitucional, silenciar a los letrados y al Consell de Garantías, y encima dar lecciones morales. Atropellaron intencionalmente la democracia. Y hay que añadir que el futuro que plantean, si finalmente declaran la independencia, es horrible. Los radicales solicitan tomar por la fuerza el control del territorio, de los puertos y los aeropuertos, y colapsar los bancos. Así que por favor, que nadie pierda la calma ni las formas, porque cada vez nos vamos a un pozo más profundo. La fractura social en Cataluña es evidente, está habiendo efectos económicos muy graves y esto se tiene que parar, empezando una nueva etapa de diálogo y respetando todas las sensibilidades políticas. Se está jugando con algo muy grave como es la paz social y el futuro económico y empresarial de los catalanes. La fuga de empresas perjudicará directamente a los trabajadores. Para no seguir aumentando ese salto al vacío la única salida democrática es convocar elecciones, con un proyecto reformista conciliador, con urnas transparentes, que son las que realmente reflejan qué opina la gente, y que no separan a los que se quedan en casa de los que no lo hacen. Por favor, ahora más que nunca todos mucho seny, prudencia y serenidad. Hay que solicitar que la política vuelva a su terreno natural, un lugar del que nunca debió salir.