COLABORACIÓN
Mentiras, insultos y amenazas
portavoz de Cs Lleida
La tensa semana anterior pasará a la historia como una de las más prolíficas en mentiras dentro del ya dilatado mundo de los engaños en el llamado “procés”. Y no me refiero a los bochornosos hechos ocurridos en el Parlament, no. Voy a centrarme en el pleno de la Paeria del pasado viernes.
Un pleno, en el que gracias al nuevo sistema de videoactas, todo aquel que lo desee podrá comprobar lo que llegaron a decir algunos portavoces durante las intervenciones de unas mociones que, una vez más, traspasaban los temas de ámbito municipal para dedicarse a lo único que les importa a los partidos proponentes: el dogma separatista.
Y para ello, no dudaron en recurrir, además de a las habituales mentiras, al insulto y a la descalificación más grosera de aquellos que nos oponemos al separatismo y defendemos el Estado de Derecho y la Constitución. Qué mala es la causa independentista para que la tengan que defender a base de mentiras e insultos.
Así, tuvimos que soportar cómo, de la mano de los profetas de la posverdad, se nos tildaba textualmente de corruptos, mafiosos, marca naranja del fascismo, nacionalistas españoles supremacistas, represores, secuaces, coaccionadores, fascistas de ultraderecha, etnicistas, hijos del franquismo…
Unas intervenciones groseras, plagadas de falsedades y cargadas de cinismo. Como cuando para finalizar su intervención el señor diputado en Cortes, Toni Postius, tuvo la desfachatez de apelar a la convivencia en la ciudad por parte de todos y de estar a la altura de lo que la situación exigía… y eso apenas unos minutos después de habernos insultado.
Y eso mientras en algunos municipios los concejales de ERC y PDeCAT declaran a personas no gratas por sus ideas. Y eso el día después del tercer ataque a la sede de Ciudadanos en siete meses y el día después de una manifestación de estudiantes que empapeló el portal de nuestra sede y en la que se gritaron lindezas como “Ciutadans, partido fascista”, “sois la escoria del país” y “culpables”. Dentro de una cincuentena de días, los ciudadanos catalanes acudiremos a votar.
En unas elecciones de verdad, con garantías legales, voto secreto, una junta electoral que garantice la limpieza del proceso, con un censo electoral y urnas de verdad. Y ese día, los ciudadanos catalanes podremos elegir a partidos y personas que querrán gobernar para todos, defendiendo la ley, defendiendo la Constitución, las instituciones, defendiendo la libertad y la democracia. Ciudadanos de Cataluña: a las urnas.