COLABORACIÓN
El valor de la Constitución
DIPUTADO DEL PP POR LLEIDA
Esta semana se cumple el XXXIX aniversario de la Constitución abrumadoramente votada por la inmensa mayoría de los españoles en 1978 y que nos ha deparado el mayor período de paz, progreso económico y bienestar social de nuestra historia. Precisamente este año, cobra un valor especial porque este aniversario coincide con la convocatoria de Elecciones Autonómicas en Catalunya, a lo que se ha visto obligado el Presidente Rajoy al amparo de la Constitución y porque quien las tenía que haber convocado no lo hizo.
Probablemente, todavía no somos conscientes de que, después del 23-F del 81, la Declaración Unilateral de Independencia proclamada por el Govern de la Generalitat ha sido el mayor Golpe de Estado contra la Democracia. Afortunadamente, gracias a la Constitución, el Gobierno de Mariano Rajoy pudo parar el golpe, cesar al Govern y convocar elecciones para que los catalanes podamos elegir libre, democráticamente y con todas las garantías un nuevo Govern que tendrá que respetar el marco constitucional.
Y esa es una buena noticia porque el 6 y el 7 de septiembre asistimos con estupor a cómo el Govern de la Generalitat volaba todos los puentes con la Constitución y con el Estado de Derecho y violando las propias normas del Estatut que regula la convivencia parlamentaria y hasta los mismísimos derechos de una oposición a la que no se dejó ni hablar. Las consecuencias, en parte remediadas por el Artículo 155 de la Constitución, no se han hecho esperar y todas las podemos ver: ruptura de la convivencia, desplome de la economía, a un paso de que las hordas revolucionarias antisistema tomaran las calles.
Llegados a este punto, nos encontramos ante unas elecciones cuyos efectos rebasan el marco autonómico porque el respeto a la Constitución marca la línea divisoria entre dos bloques: el separatista, que llega más dividido que nunca en tres candidaturas y que plantea estas elecciones en clave plebiscitaria contra el Gobierno Central, y el constitucional, formado por PP, Cs y un PSC titubeante que ya está en la equidistancia con un acrobático Iceta que ya fue fontanero de los dos Tripartits de infausto recuerdo y que solo sirvieron para resucitar a una moribunda ERC e impulsar el bando separatista provocando estragos electorales en un PSC que ha bajado del 32% en 2003 al 12,7% en 2015.
Por situar, queda la formación morada de Podemos, las Mareas y la Colau, que pretende maquillar los objetivos separatistas para servir de puente a la repetición de otro Tripartit, este formado por PSC, ERC y En Comú Podem y para el que se postula ya como presidente Iceta con la anuencia del Dr. No Pedro Sánchez, porque si el modelo cuaja, intentarán exportarlo al resto de España, por lo que al final ya veremos quién paga.
Eso sí, al parecer grandes prisas para reformar la Constitución sin saber qué es lo que se quiere reformar ni para qué ni el grado de consenso que puede concitar. Solo los incautos pueden creer que los separatistas se van a conformar con algo que no incluya el referéndum de la independencia; lo que por cierto, y según el último sondeo, rechaza el 63,8% de los ciudadanos. Y conviene recordar que esta Constitución es la primera que ha permitido la alternancia política, superar dos golpes de Estado –el último el perpetrado por Puigdemont–, consagrar el Estado de las Autonomías y garantizar la separación de poderes.
La Constitución Española, como todas las constituciones, prevé los procedimientos para ser reformada y los mecanismos para defenderse a sí misma. Ésta, y no otra, es la razón de la existencia del Artículo 155. Es la Ley de Leyes, la que regula la supremacía del Estado de Derecho sobre la arbitrariedad, protege a los débiles contra los poderosos, defiende a los ciudadanos contra los abusos arbitrarios y evita tanto los excesos centralistas como los del autonomismo. En definitiva, es la que nos proporciona seguridad jurídica, libertad y justicia social. Este es el enorme valor de la Constitución y sería una insensatez reformarla si no es para mejorarla.
Ante las próximas elecciones autonómicas del día 21 hay que elegir entre constitucionalistas y separatistas. Entre los primeros, quiero recordar que, aquí en Lleida, el partido constitucional más votado en las últimas Generales fue el Partido Popular y por eso me cabe el honor de representar a los leridanos en el Congreso de los Diputados para defender en exclusiva los valores constitucionales y la unidad de España. Estoy seguro de que muchos más leridanos de los que votaron al PP en junio de 2016 se sienten representados por estos valores.
Son los principios y valores que representa el Presidente Mariano Rajoy mejor que nadie: la defensa de la ley y la Constitución, la estabilidad, la recuperación económica, la creación de empleo, la defensa de las pensiones y del Estado de Bienestar y que aquí en Catalunya tiene su referente en Xavier García Albiol y, en Lleida, Marisa Xandri, que, acompañada por Dante Pérez, forma un excelente tándem que podría ser decisivo como lo ha sido Lleida en las Generales de 2016 para formar un Govern constitucional que se ocupe de solucionar los problemas de los catalanes.