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¿Tú también, Bruto?

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El martes de la semana pasada estábamos reunidos en el Parlament cuando entró una compañera con visible cara de preocupación para avisar que los manifestantes habían conseguido saltar las vallas del parque de la Ciudadela y que los antidisturbios no habían conseguido detenerlos. TV3, en directo, mostraba las imágenes de la gente llegando a pocos metros del Parlament, donde unas vallas de contención y los respectivos policías detrás conseguían establecer una barrera. Nos ofrecieron salir por un cordón de seguridad lateral, pero Inés Arrimadas dijo sin dudar que ella solo saldría por la puerta principal y ofreció al equipo que cada uno eligiera. Nadie lo dudó. El compromiso con nuestros 1.109.732 votantes hacía indudable la decisión. Así que a las 18.30 h en punto salimos todos junto a ella, fuertemente escoltados por los Mossos que habilitaron un pasillo de salida entre la multitud. Ante el Parlament los insultos fueron constantes y muchos de ellos se dirigían hacia los propios agentes: “No os merecéis la senyera que lleváis” les gritaban. Alimentar durante tanto tiempo el relato del procés ha hecho que proteger al grupo de diputados que representa a más catalanes en el Parlament, tanto en votos como en escaños, sea tildado por algunos de alta traición. Mientras eso sucedía, el exconsejero Toni Comín recibía en Lovaina unos mensajes del expresidente Puigdemont: “Supongo que tienes claro que esto se ha terminado. Los nuestros nos han sacrificado.” En sus mensajes públicos arengaban a las masas mientras en privado afirmaban lo contrario. Eso es algo que algunos hemos denunciado varias veces. ¿Cómo gestionarán la decepción el día en que la gente constate que les engañaban deliberadamente? ¿Por qué insisten en decir lo contrario en público que entre sus compañeros? Se hace incomprensible que tengamos el Parlament bloqueado por Puigdemont, que en público ahora aspira a ser un presidente simbólico y que en privado intuye que ya hay un plan B pero que nadie quiere ser el mensajero. Tu quoque, Brute, fili mi? ¿No hay nadie de su confianza que se atreva a decirle que no se puede alargar el show? Porque si algo no es simbólico son las listas de espera, ni los barracones en las escuelas, ni la corrupción del 3%.

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