Afrontar la realidad

La semana pasada gracias a los 36 diputados de Ciudadanos obtenidos con 1.100.000 votos se pudo abrir el Parlament de Catalunya para realizar un debate político. Y nuevamente el President del Parlament empezó incumpliendo el reglamento establecido. Rápido le ha cogido el gusto a ser el portavoz de Puigdemont en lugar del President de todos. Se llevaron al Pleno enmiendas sin pasar por la Mesa. Y por eso habíamos registrado antes de que comenzara una petición de reconsideración pero el señor Torrent pasó olímpicamente de cumplir las normas reglamentarias. El artículo 37 dice textualmente que corresponde a la Mesa calificar los documentos y declarar la admisión o inadmisión a trámite. Y optó por incumplir el reglamento. Es urgente volver a la normalidad con un gobierno que respete las leyes y que gobierne para todos los catalanes, para los independentistas y para los no independentistas, porque los problemas a resolver son los mismos y solo desde el respeto a las normas comunes se pueden abordar. Es absurdo que algunos sigan hablando en nombre de Cataluña y de los catalanes. Siguen sin aceptar que su plan de desconexión ha fallado. Ese relato y esa épica que querían montar no solo no ha cuajado, sino que el partido ganador en Cataluña es Ciudadanos. Es necesario explicar la verdad, con realismo y respeto a todos los catalanes. La verdad es que se equivocaban al hablar en nombre de todos. Realismo es aceptar la magnífica pluralidad que evidencian los resultados electorales. Y respeto no es solo no insultar, que también, sino también decir la verdad a los catalanes. No es admisible estar años dando la matraca con relatos de ficción y después escuchar en la radio al expresidente Mas diciendo que en su forma de hacer la política, “no se tiene que confundir mentira con exageración” y que “a veces un argumento se exagera o se hincha”. Puigdemont teme que haya un nuevo President porque eso le llevará rápido al mismo cajón de la historia en el que entró Mas. Convocar un Pleno con Jordi Sànchez de candidato es querer seguir alimentando el relato de ficción. Sabemos que lo que dicen en público es muy distinto de lo que piensan en privado. Pero tienen miedo de decir la verdad porque la decepción será mayúscula

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