LIDERAZGO
El secreto de tu éxito
Te voy a ser muy franco. Tendrás éxito como líder si sabes escuchar. Desde luego, existen muchas más cosas que puedes hacer, que te potenciarán como líder: sonreír, ser honesto, ser tolerante, dar ejemplo, etc. Pero si nos tenemos que quedar con sólo una cosa, no lo dudes: saber escuchar.
Y, ¿Por qué crees que es tan importante? pues porque poca gente sabe escuchar bien y, cuando encuentras a una persona que sí lo hace, ya no quieres separarte de él/ella; y, desde luego reconoces sus dotes de liderazgo.
Saber escuchar no es solamente mirar a la otra persona sin hablar. Eso es necesario, pero no suficiente. Saber escuchar, implica mucho autocontrol por parte del que lo hace.
En primer lugar, tiene un fin en la mente. Y el fin consiste, básicamente, en autoimponerse no pensar en uno mismo mediante el diálogo interior, y dedicar toda su capacidad de atención hacia el otro/la otra. Lo importante es el otro, no uno mismo.
Esto, que parece fácil cuando se escribe, no lo es tanto en la práctica, sobre todo para algunas personas concretas. Yo he constatado, durante mi vida profesional, que hay personalidades que no quieren o no saben hacerlo bajo ningún concepto. Su cerebro y su tiempo son “para ellos”. No pueden dejar de pensar o de hablarse a sí mismos. Les es totalmente imposible subordinarse, ni siquiera durante escasos instantes, a los demás. Viven en su “Yo” de manera permanente. Pues bien, los demás “lo captan” y nunca permiten que él/ella entre en sus vidas de alguna forma que no sea la superficial o protocolaria. Ya que no “siembran”, no “recogen”. Los demás les tratan con su misma medicina. Los demás no les aceptan como líderes, porque son incapaces de pensar en el bien del grupo. Un líder aceptado es aquél/ella que se nota que piensa en el bien del grupo. Y, para eso, hay que escuchar a los demás sí o sí.
En segundo lugar, hace preguntas que tienen que ver con la argumentación del otro. Busca aclaraciones. Quiere comprender al otro de la mejor manera posible. Sigue al otro. No tiene un guion prefijado. No busca conseguir nada propio; a excepción, claro está, de conocer mejor al otro.
Esas preguntas son, a veces, formuladas verbalmente procurando no interrumpir al otro. Y, muchas veces más, utilizando el lenguaje no verbal: mirada, asentimiento con la cabeza a las afirmaciones del otro, acompañamiento postural, con la sonrisa que asiente sin pronunciar ruido de palabras.
Esta predisposición del líder a tener un fin en la mente y a hacer preguntas no se parece en nada al garabato que ejecutan algunos/as pretendiendo hacer pasar gato por liebre. Pretendiendo que mirar al otro sin pronunciar palabra alguna, pero pensando todo el tiempo en los intereses de uno mismo mediante el diálogo interno es escuchar. Dedicando nuestro pensamiento a lo único que nos importa: nosotros mismos, eso sí, poniendo cara de póker y dirigiendo la mirada al otro/a. Que eso le va a llevar al otro a aceptarnos a nosotros como líderes.
Pues están equivocados. El radar emocional de los demás lo capta todo. Si no estamos dispuestos a escuchar de verdad, con cuerpo y mente, no seremos aceptados como líderes.