Por un espacio público de todos

Al hilo del debate acerca de la invasión de elementos reivindicativos por parte de sectores separatistas, el Grupo Municipal de Ciudadanos hizo la consulta de cuánto nos estaba costando a las arcas públicas el sobrecoste de limpieza de estos carteles, lazos, pintadas, etc.

Entre el 15 de septiembre de 2017 y el 15 de marzo de 2018 se estimó que un 17 por ciento del tiempo de servicio de tres equipos, operario más máquina, se había destinado a ese fin. Estamos hablando de unos 17.000 euros aproximadamente.

Y ahora es bastante más, ya que la intensificación de la campaña por parte de los autodenominados Comitès de Defensa de la República (CDR)ha tenido que aumentar ese sobreesfuerzo económico. Y ese sobreesfuerzo de limpieza repercute en el resto de tareas de limpieza ordinaria –ya que no olvidemos que mientras se limpian pintadas y se quitan lazos estas se ven perjudicadas–.

Con todo, este no es el problema. El problema es la apropiación del espacio público, que es de todos, por una parte de la sociedad, fuertemente ideologizada. Una parte que pretende imponer su opinión e ideología al conjunto de los vecinos, que no tienen por qué pensar todos igual, ni como ellos.

Y es que, para que los espacios públicos sean de todos han de mantenerse neutros. Por supuesto, cuando se reprocha esa intromisión en el espacio común, saltan los ocupantes aduciendo a la legítima reivindicación política. Quizá desconocen que la democracia se basa en la defensa de las ideas sin violentar de forma activa o pasiva al discrepante. Y en este caso, al imponer una visión unívoca, se coarta el derecho a disfrutar de los espacios públicos por parte de todos.

No nos engañemos y seamos sinceros. Si en lugar de lazos, cruces y carteles amarillos, la ciudad fuera invadida por simbología política de cualquier otra corriente de opinión, los que ahora cuelgan los lazos pondrían el grito en el cielo por esa intolerable intromisión en la esfera pública común. Hagan un ejercicio de simulación e imaginen, queridos lectores, a cualquier grupo de signo contrario a sus opiniones o convicciones llenando toda la ciudad de sus símbolos, unos símbolos que sólo representan a una parte de la sociedad… ¿Lo verían adecuado?

Si la respuesta es no, uds. piensan como estos vecinos que están tramitando sus quejas a través del buzón electrónico del ayuntamiento de Lleida. Vecinos que están poniendo de manifiesto que las calles e instituciones públicas son de todos y que exigen que el ayuntamiento ayude a mantener la imparcialidad. Vecinos ofendidos porque se les impongan símbolos que no comparten y más ofendidos aún porque se les insulte cuando los retiran para mantener la neutralidad.

Y nosotros, desde el grupo de Ciudadanos, opinamos también como ellos, y por eso hemos registrado una propuesta en el Parlament de Cataluña para que se respete la neutralidad. Por todos los ciudadanos.