COLABORACIÓN
El congreso de la esperanza
Presidente Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación. Diputado por Lleida del PP
Gana el PP, ganamos todos, de esta manera anunciaba su triunfo el nuevo Presidente, Pablo Casado, elegido en el XIX Congreso del Partido Popular, que había suscitado una cierta inquietud porque las primarias no siempre acaban bien y eran una novedad en nuestro partido. Habrá que reconocerle al presidente Rajoy el mérito, uno más, de haber facilitado que los militantes hayamos podido elegir a su sucesor y que haya mantenido una neutralidad ejemplar.
Decidí mi voto para Pablo Casado el día antes del Congreso. No fue fácil. He trabajado como Portavoz de Agricultura con Soraya y conozco bien su gran capacidad y valía. El mío ha sido un voto meditado, reflexivo y libre. Sin condicionantes personales o territoriales. Lo hago público ahora porque ha sido el resultado de la convicción de que Pablo Casado es el presidente que necesitamos ahora en el Partido Popular y el que espera la sociedad española.
Pasados unos días, tengo la sensación de que hemos acertado. El partido sale del Congreso más unido que antes. La oferta de integración ha sido sincera, escuchada y aceptada. El desarrollo del Congreso y el debate de los candidatos fue ejemplar. En contraste con el “No” a Rajoy y al Partido Popular que fue la argamasa que cimentó arteramente una moción plena de odio e irresponsabilidad, en este Congreso no se ha votado en contra de Soraya, sino a favor de Pablo.
La ilusión y la fuerza que supo transmitir el nuevo presidente, en un proyecto ilusionante fueron la clave para convencer a los indecisos, que no eran pocos. Y es que la política es pasión y el rearme ideológico, la defensa de la vida y los valores de la libertad, de la bajada de impuestos, de la unidad de España, de la Constitución y de la Monarquía llegaron con nitidez al corazón de los compromisarios. Sería injusto y falso imputarle carencias en la defensa de estos valores a la que ha sido vicepresidenta de un Gobierno que ha tenido que superar la ruinosa herencia económica de Rodríguez Zapatero que realmente no le hizo ningún favor a Soraya Sáenz de Santamaría al mostrar sus preferencias, por otra parte innecesarias. Probablemente, el esfuerzo contraído en la admirable recuperación económica, distrajo al gobierno del Partido Popular y otras prioridades, lo que ha sido finalmente determinante en el desenlace del Congreso.
El caso es que Casado ha presentado un programa sin complejos y ha tenido el acierto de asumir con orgullo el legado de todos los presidentes de nuestro partido desde el fundador Manuel Fraga, pasando por Antonio Hernández Mancha, José María Aznar y Mariano Rajoy y reclamar y luchar por todo el espacio electoral que está a la derecha del PSOE, lo que le ha valido reproches mezquinos de Cs, pero la esperanza de recuperar a muchos votantes decepcionados. Al nuevo presidente, Pablo Casado, le espera como acertadamente señala, la España de los balcones, que no es de izquierdas ni de derechas, que es de todos y aquí en Catalunya no puede manifestarse más que esporádicamente, porque está asediada por un nacionalismo excluyente, que al fin está enseñando su verdadera cara. La OPA hostil de Puigdemont que para unir el separatismo dice que crea otro partido y se apodera de lo que quedaba de Convergencia, con un 30% de votos en contra es un pésimo presagio de lo que puede venir. Ya estamos comprobando los resultados de la distensión y del diálogo de un Gobierno con tan solo 84 diputados que por primera vez gobierna España sin mayoría con el apoyo de golpistas, separatistas y filoetarras. Ahora las culpas ya no se le podrán achacar a Rajoy ni al Partido Popular, pero seguramente Sánchez tiene lo que quería, el Consejo de Estado a la vista, porque es un Presidente efímero, cuya imagen, por desgracia, recuerda tristemente la de un Chamberlain que no pudo aplacar las exigencias insaciables de un tirano. Un Presidente precario de un Gobierno agonizante ya al poco de nacer, que ha prometido precios que no puede pagar, frente al que se levanta una alternativa, la del Partido Popular de Pablo Casado, que terminó su intervención en este Congreso de la esperanza, con un vibrante viva España, que es lo que sintoniza con los ciudadanos que no queremos que se rompa, que somos la mayoría.