PERSONAS Y ORGANIZACIONES
De la pantalla de las vacaciones a la del trabajo
Sin abandonar la sociedad de la información, bautizada así por Yoneji Masuda, ni la del conocimiento de Peter Drucker, avanzamos hacia la de la atención (aún por apadrinar). En plena digitalización y del big data, ahora lo relevante será competir para captar la atención de los clientes. Solo lo conseguirán quienes logren pasar ese filtro que nos han instalado a todos y que afortunadamente nos permite dejar fuera de nuestro sistema cognitivo aquella información irrelevante para nuestros intereses.
A punto de pasar la pantalla del verano, contacto con otras gentes con estilos de hacer distintos, tiempo de ocio, de lectura, de pensamiento y de reflexión, es la hora de entrar en la pantalla laboral y un excelente momento para coger el mando a distancia y buscar en la programación reflexiones y vivencias originales, útiles y aplicables a nuestros proyectos profesionales.
La paradoja del nuevo mercado laboral
En los próximos años veremos aumentar el trabajo y disminuir el empleo. Abriéndose un mayor espacio profesional, casi ilimitado para la creatividad de los emprendedores en el que las empresas subcontratarán cada vez más servicios, y son los viajes vacacionales una oportunidad para asomarnos a la inmensa ventana social y ver qué ocurre más allá de nuestro día a día, observar nuevas formas de hacer y de vivir que, en muchos casos, son un anticipo de las que nos tocará vivir y nos proporcionan ideas de cómo dar respuestas a la nuevas necesidades. En definitiva, de aprender nuevas fórmulas y desaprender otras viejas que no nos han dado resultado o que son un problema más que una solución para la nueva sociedad de la atención.
Desaprender para aprender. El oso y la tetera
Cuenta la anécdota que un grupo de cazadores abandonaron una fogata con una tetera de agua hirviendo. Y que un oso se apoderó de ella apretándola contra él y poniendo en práctica la idea que su raza tiene de la defensa.
De vuelta a la pantalla del trabajo, empresarios, emprendedores e intraemprendedores, deberemos seguir apostando por métodos que han sido y seguirán siendo útiles, y soltar y desaprender otros que, por más que los pongamos en práctica, no producirán los resultados esperados.