Parlament cerrado

La pregunta que más me han realizado en los últimos días es: ¿sigue el Parlament cerrado? Y sí, desde hace meses no se realiza un Pleno, es decir, no hay opción de realizar una sesión de control en la que poder preguntar al President por su gestión, ni tampoco nos permiten efectuar las preguntas a los consellers, ni interpelaciones ni nada que se le parezca. Está cerrado. Ahora bien, sí es cierto que se puede entrar, y que funciona el registro, y que ya hay en espera más de 2.000 iniciativas parlamentarias paralizadas entre propuestas de resolución, propuestas de ley, etc. De hecho, más de la mitad de ellas son de Cs, y como al gobierno no le interesa mostrar su debilidad al debatirlas, optan por retrasarlo todo. Y es que no es normal lo que está pasando en el Parlament. El President Torrent mantiene amordazada a la oposición, pues no quiere que más de la mitad de los catalanes no separatistas puedan expresarse. Es su forma de intentar callar a media Cataluña. Pero no lo va a conseguir porque Cs seguirá al pie del cañón. Que el ejecutivo no esté controlado por la oposición en sede parlamentaria es de una gravedad absoluta. Cierran las instituciones porque no les gusta que nos expresemos. Sin embargo, algunos perseveramos presentando iniciativas que responden a necesidades reales de los catalanes. Después de un verano horrible para los trabajadores sanitarios, Cataluña ve cómo, en el último trimestre, la lista de espera de cirugía ha aumentado en 3.000 pacientes, en 5.000 los que esperan una prueba diagnóstica y en 7.000 los que esperan una visita médica especializada. Un señor me explicaba que el lunes había ido a pedir hora para su médico de familia y le habían dado cita para un mes. Y es que son muchas las necesidades urgentes en temas sociales, así como la petición de garantizar la neutralidad del espacio público, la bajada impuestos o los libros de texto gratis. Y, a todo eso, Pedro Sánchez da la espalda a los españoles dejando que se sigan vulnerando las sentencias judiciales. Aunque sigan saltándose el reglamento, incumpliendo las sentencias del Tribunal Superior y desoyendo a los letrados del Parlament, Pedro Sánchez mira para otro lado en lugar de convocar elecciones sin más dilación.