LIDERAZGO
Liderar el cambio

Liderar el cambio
Cambiar la cultura de una organización es un proceso complejo que requiere de cierta habilidad para un resultado exitoso. Algunos cambios derivan de estrategias minuciosamente planificadas y parten de análisis previos y diagnósticos de situación. Otros cambios vienen dados por presiones externas o internas de la propia organización.
Beer, Eisenstat y Spector (1992), afirman que el cambio es un camino que las organizaciones, los líderes y sus integrantes deberían recorrer. Desaprender para aprender.
En todo cambio se produce un interesante proceso de crecimiento, aprendizaje y de socialización organizacional. Se adquieren nuevas actitudes, habilidades y conductas. Una fase de cambio debería traducirse en valor. Una organización muy resistente al cambio está condenada a desaparecer del sistema.
La conocida gestión del cambio requiere de un estilo de liderazgo transformacional y una especial habilidad en conducción de grupos. Se requieren conocimientos y de ciertas habilidades para llevar a cabo con agilidad y sensibilidad el proceso de transición y la transformación filosófica, estructural, organizativa y conductual. El éxito o el fracaso de un proceso de cambio vendrán dados, en gran medida, por la forma de liderarlos. La organización al completo deberá prepararse para la carrera, y el análisis y planificación tendrán que contemplar variables como la intensidad, magnitud, y velocidad del cambio, o analizar el número de personas a las que afectará, así como las fuerzas a favor y en contra y contar con el factor tiempo.
Un cambio no puede ser un proceso improvisado, será necesario tomar el pulso a la organización y valorar las resistencias, sus causas y contrarrestar las mismas con las estrategias más adecuadas.
Aunque pueden ser diversos los motivos de las barreras, los más comunes son los relacionados con el temor a la pérdida de roles y estatus, el temor al fracaso, las malas experiencias con cambios anteriores, sentir que se cuestiona la profesionalidad o la incomodidad de trabajar de una forma distinta.
Analizar las posibles resistencias es un primer paso, conocer los diferentes estilos de las personas del equipo puede también contribuir a que el cambio sea un éxito. Estilos globales precisan información ágil, estilos socializadores necesitaran saber siempre “con quién” formaran equipo, estilos fiables necesitarán saber “cómo” realizar las cosas, o el estilo analítico, más escéptico, que necesitará respuestas claras y precisas. La forma de comunicarse con cada uno de los estilos también deberá ser diferente. Desde el modelo de cambio de Kurt Lewin, psicólogo social que describió el modelo en tres etapas: descongelamiento, cambio y congelamiento, han surgido otros modelos, como los basados en la teoría de los sistemas, que hablan de las organizaciones como sistemas abiertos, con limites permeables, o modelos lineales que se basan en objetivos y estrategias que guían cada una de las diferentes acciones.
La gestión del cambio requerirá un liderazgo transformacional, donde el líder actuará como promotor y agente de cambio interactuando con el resto de los actores de la organización. Un liderazgo catalizador que guiará al grupo en el proceso de adaptación. Líderes capaces de influir, motivar y estimular al grupo para y por el cambio. En una entorno dinámico y veloz, la gestión del cambio se ha convertido en una de las funciones más importantes de un líder y en una de las competencias clave. Lo único constante en la vida es el cambio, Heráclito.