Eficacia individual: parte I

Empiezo este artículo dejando una serie de ideas relativas a la diferencia de productividad entre los profesionales que las próximas semanas ampliaré:

– La eficacia individual no pasa por trabajar más, pasa por trabajar mejor.

– ¿En cuánto tiempo corre 100 metros una persona? Depende, Homer Simpson o Usain Bolt. ¿De qué depende? De muchos factores que luego analizaré.

– Hay profesionales más eficaces que otros.

– Hay estudios que cifran la diferencia de un 13% para white collars y de un 100% para los blue collars, este es un acto objetivo, no es una sensación.

– Hay variables que afectan a la eficacia entre los profesionales. ¿Cuáles son esas variables? Simplicidad, suerte, capacidad, automotivación, autogestión y responsabilidad.1. Simplificación– Alinear comportamientos y simplificación.

– Identificar aspectos a simplificar y hacerlo.

– Priorizar y centrarse en lo importante.

– Concentrarse y localizarse en el presente.

Lo simple es más eficaz porqué es más rápido, es más fiable y seguro, más fácil de implantar, empleamos menos recursos para alcanzar el objetivo. En términos de eficacia, no hay justificación para hacer las cosas complejas, cuando se pueden hacer simples, pero a pesar de todo vivimos en un mundo laboral complejo, ¿por qué? La evolución natural de las cosas es hacia su complejidad, cuando nos acostumbramos a lo complejo, lo acabamos viendo normal. La sencillez no está bien vista en el mundo laboral, ni en la sociedad en general. 2. SuerteLa suerte influye en la eficacia, ya que su acción sobre el rendimiento, en positivo y en negativo, acompaña al profesional, a lo largo de toda su trayectoria.

– Hay que actuar como si la suerte no existiera, siendo al mismo tiempo muy consciente de que existe.

– No quejarse ni lamentarse (en exceso), cuando la mala suerte aparece.

– Gestionar proactivamente las consecuencias ocasionadas por la mala suerte.

– Que la suerte exista implica que se pueden haber alcanzado buenos resultados, a pesar de no haber actuado correctamente (y viceversa) y obtener repercusiones a la hora de haber valorado nuestro trabajo, y el de nuestros colaboradores.3. Capacidad– Potenciar nuestras capacidades más acordes con el puesto de trabajo.

– Desarrollar capacidades necesarias para el puesto de trabajo que puedan ser mejoradas. Lo que implica:

– Conocerse sí mismo.

– Superarse.

El verdadero reto es alcanzar la mejor versión de nosotros mismos, las capacidades se pueden desarrollar, pero hasta un cierto límite. Todos tenemos puntos fuertes y puntos débiles.4. AutomotivaciónEl talento sin esfuerzo acostumbra a ser estéril. La clave reside en dar un significado relevante a las ocupaciones profesionales, para conseguir automatización.

La fábula de la película de la cárcel: preguntaron a un preso por qué estaba colocando piedras y le contestó “pues estoy haciendo una hilera de piedras”. Hicieron a otro la misma pregunta y contestó “estoy haciendo una pared de piedras”; luego a un tercero, y dijo “estoy haciendo una habitación”. Así sucesivamente y finalmente preguntaron al último preso, que contestó, orgulloso, “estoy haciendo la Sagrada Familia”. Por eso hay que tener una actitud positiva ante los acontecimientos; mostrar ambición y ganas de retos; tenacidad y perseverancia; dar el máximo sentido a todo lo que hacemos y saber que la motivación nos da la ilusión y la fuerza para esforzarnos. Sin embargo, no siempre la tenemos para todo lo que hay que hacer.