Convulsión máxima

Este octubre queda marcado por dos hitos importantes. El primero es que el 31 de octubre de 1978 la Carta Magna, que ahora cumple 40 años, fue aprobada por el Congreso de los Diputados y, poco después, el 6 de diciembre, ratificada en referéndum, con el respaldo abrumador del pueblo español. El 31 de octubre de este año, la Princesa Dña. Leonor, heredera de la Corona, leía en público por primera vez el artículo primero de la Constitución acompañada, entre otras Autoridades, por su padre, El Rey de España. Entre los muchos actos conmemorativos del 40 Aniversario de la Constitución, he tenido la oportunidad de asistir al que convoca el Instituto de Ingenieros Civiles a los ingenieros que han sido o somos Diputados o Senadores y que contó, entre otros, con la presencia de Miquel Roca en su calidad de uno de los padres de la Constitución. En un brillante discurso, Roca rememoraba el gran Acuerdo que significó la reconciliación definitiva de todos los españoles, para concluir afirmando certeramente que los que ahora piden soluciones, o las encuentran en la Constitución o no son soluciones. Es desde luego un mensaje de esperanza ante otro hito. Este mes de octubre se cumple el primer aniversario de los sucesos ocurridos entre el 1-O y el 27-O, que intentaban subvertir la base misma del orden constitucional que tanto costó construir y han dividido profundamente a la sociedad catalana. Los instigadores de esas actuaciones sufren las consecuencias inevitables en un Estado de Derecho que se rige por leyes y sentencias que todos tenemos que aceptar y cumplir.

Y, lamentablemente, también el victimismo vuelve a resurgir cuando llegan los informes elevados al Tribunal Supremo, de la Fiscalía y de la Abogacía del Estado. La debilidad del Gobierno y las circunstancias en las que nació refuerzan un chantaje al que se presta Sánchez cuando envía al nefasto líder de Podemos a negociar con Junqueras los Presupuestos a la cárcel, de donde salió anunciando que “el Gobierno ya sabe lo que tiene que hacer”. Y evidentemente lo está haciendo. El mismo día que expiraba el plazo que a Sánchez le otorgó su Le Pen Torra. Los “gestos” han llegado. La Abogacía del Estado, separándose del criterio de la Fiscalía y siguiendo “instrucciones”, rebaja ahora el delito de rebelión a sedición. No había sostenido hace unos meses el Sr. Sánchez que lo acontecido en Cataluña “era clarísimamente un delito de rebelión?”, le preguntaba el viernes un periodista a la Vicepresidenta Calvo. Sí, tuvo que reconocer la Sra. Calvo, pero entonces Sánchez no era Presidente del Gobierno. ¡Claro, blanco y en botella! Este es uno de los muchos precios ocultos de la moción de censura. ¿Por qué todos los contrarios a la soberanía nacional prefieren a Sánchez como presidente del Gobierno? Los gestos, claro, han sido insuficientes para nuestros insaciables separatistas que, de momento, ya han castigado sin Presupuestos a nuestro campeón de la democracia que gana sin votos. Queda el indulto, aunque los separatistas todavía no han sido juzgados, ni condenados. Por eso, el Dr. No es No, ahora no sabe no contesta, cuando le preguntan sobre los indultos. Y queda el Referéndum o Referéndum, Autodeterminación como ya lo llaman sin tapujos, aunque los que apoyaron el Brexit, ya están arrepentidos. Pero, ¡Aquí, Catexit! A ser posible, con urnas embarazadas desde casa. Al fin y al cabo existe una cierta comprensión, digamos, entre los que llegan al Poder sin votos, aunque sea legalmente, y los que los utilizan ilegalmente para orquestar, desde el Govern, las Instituciones, los comités revolucionarios, manifestaciones tumultuarias y proclamar la República y la Independencia. Por tanto, puertas abiertas y ¡a repetir referéndums! En este convulso escenario en el que se ha convertido la vida política española no puede faltar otro bandazo, ¡uno más!, en la sinuosa trayectoria de Cs. Tras las Elecciones Generales del 2015, repetidas en 2016, Podemos frustró el pacto de Gobierno PSOE-Cs en contra de la mayoría más votada del PP. En Cataluña, se oponía al principio Cs a la aplicación del 155 para exigir después la inmediata convocatoria de elecciones. Y, ahora, Cs rompe el acuerdo con el PP para eliminar el veto al Senado al techo de gasto, que permitirá elevarlo en los PGE del 1,3 al 1,8% del PIB, con el consiguiente aumento de gastos e impuestos. Se comprometía Sánchez a regenerar la vida política y a la inmediata convocatoria de elecciones. A la vista de la honorabilidad y calamitosa gestión de su gobierno, no le faltan motivos para convocar elecciones, sobre todo si se cree las encuestas del CIS. Pero no lo hará, porque su objetivo es resistir en la Moncloa el máximo tiempo posible y pagar todo tipo de sobornos. El presunto apaciguamiento separatista es una excusa. No es tal, al revés. A la vista de los Presupuestos “podemitas” y del coste del doble Govern en Barcelona y Bruselas, algunos se preguntarán “i això qui ho paga?”. No sabe, no contesta. El que se ha convertido en un preso político de los políticos presos. Pero lo que no se puede pagar ni tapando son determinados precios, como desenterrar a Franco para enterrar la Transición.