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Acomodarse

(*) Vicente Javaloyes es doctor en derecho deportivo. Profesor INEFC y colaborador de INGENIO, leadership school. Exjugador profesional de balonmano

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La llegada de un nuevo año viene precedida de una serie de propósitos a alcanzar. Objetivos que nos exigen salir de la zona de confort y cambiar alguno de nuestros hábitos. Pero esto no resulta nada fácil y la rutina diaria va apaciguando el empuje inicial quedando en meros deseos.

La acción de acomodarse tiene varias acepciones. Por un lado, podemos entenderla como la capacidad de adaptarse a algo o alguien. Por otro, acostumbrarse a una situación, aceptándola. Esto último ocurre cuando te sientes a gusto en un lugar o desempeñando un determinado trabajo. Lo cierto es que lo conocido, acomoda. Nos hace conformarnos con ese estatus o situación. Ya lo dice el refranero español: “Lo que acomoda, no incomoda.”

Pero acomodarse nos resta profundidad de visión, nos impide crecer y desaprovecha la oportunidad de desarrollarnos personal y profesionalmente. En las organizaciones hay que trabajar para evitar el acomodo tanto a nivel individual como colectivo. Y ello conlleva arriesgar, probar cosas nuevas y, en definitiva, innovar.

Al salir de esa zona de confort con toda probabilidad cometeremos errores. Estaremos incómodos, inseguros, porque generaremos nuevas experiencias. Estaremos trabajando sobre papel en blanco, nunca antes escrito. Serán momentos de miedos, en los que más que nunca el trabajo en equipo y el acompañamiento del líder serán fundamentales para seguir adelante. Pero también serán momentos de satisfacción y mejora y seguramente de agradables sorpresas.

Estas son algunas de las recomendaciones que ayudan a lanzarse hacia lo desconocido:

  1. Soñar. La capacidad de imaginación y de visualización potencia nuestra creatividad. Soñar despierto no es malo.
  2. No tener miedo a fracasar. En el fracaso, en el error, es donde se encuentra el aprendizaje.
  3. Evitar las excusas. Asumir la responsabilidad de nuestras propias decisiones. No recular y afrontar las nuevas situaciones como verdaderas oportunidades.
  4. Buscar la diversión. Afrontar lo desconocido con alegría, ilusión y optimismo facilita su consecución.
  5. Contar con un liderazgo valiente. Es más fácil adentrarse en un nuevo territorio si alguien va encabezando la expedición, abriendo paso.
  6. En un equipo los esfuerzos no suman, sino que multiplican. Formar parte de un equipo de trabajo genera energías insospechables.
  7. Compartir con los demás las sensaciones y resultados que se vayan alcanzando. Busca las opiniones y el feedback de los que te rodean. Analiza y valora los conocimientos y aprendizajes adquiridos.
  8. Lleva puesto el cinturón de seguridad. Tampoco hay que “tirarse a la piscina sin agua”. Hay que dimensionar los riesgos y minimizar las consecuencias personales y empresariales.
  9. Recarga las baterías. No hay vuelta atrás. Coge velocidad y sigue avanzando. Sin prisa, pero sin pausa y confiando plenamente en ti.
  10.  Si vuelves a detenerte, cuida de no caer en la desidia y mantente profesionalmente activo. Tu cuerpo y mente lo agradecerán y así podrás alcanzar tus propósitos.

Estoy totalmente de acuerdo con el psicólogo estadounidense Abraham Maslow, cuando afirmó que “uno puede optar por volver a la seguridad o avanzar hacia el crecimiento. El crecimiento debe ser elegido una y otra vez; el miedo debe superarse una y otra vez”. Querido lector, manos a la obra, tienes todo un año por delante.

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