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La hemiplejia política del Dr. No

Diputado por Lleida del Partido Popular

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El pacto de gobierno del cambio alcanzado en Andalucía liderado por el Partido Popular junto con Ciudadanos y Vox ha despertado una estrepitosa algarabía en la izquierda. Aquí por lo visto solo pueden pactar los progresistas, que es como se autodenominan todos los que están a la izquierda del PSOE, incluidos naturalmente los socialistas, cada vez más alejados, por cierto, de lo que en su día fue una socialdemocracia moderada.

Se tergiversan arteramente los términos de los Acuerdos de Gobierno, se llama a manifestaciones varias, a la rebelión de las masas, a rodear incluso el Parlamento, que representa precisamente el templo de la democracia. La cansina reiteración de la presunta superioridad moral de la izquierda tiene su fiel reflejo en los epítetos y certificados que sin rubor a diestro y siniestro expide la izquierda y lo que es peor acaba haciendo mella en muchos ingenuos.

Así nos encontramos que fascistas somos, sin distinción, todos los que no compartimos el ideario progresista, ignorando que fascismo es precisamente, la falta de respeto a las ideas de los demás y desde luego fascismo es despreciar la voluntad de los ciudadanos expresada a través del voto. En el vocabulario progresista, la izquierda y la ultraizquierda han desaparecido y solo existe la derecha radical, la extrema derecha o la ultraderecha. Y cuando no llegan los votos suficientes, los progresistas pactan con quien sea y a costa de lo que sea para gobernar y si no lo consiguen, como en Andalucía, …a las barricadas!

Por otro lado, el progresismo segmenta la sociedad y la divide a su conveniencia. El feminismo, el ecologismo, la inmigración legal o no son patrimonio progresista. Si uno no se adscribe a alguno de estos movimientos es que va en contra de las mujeres, del medio ambiente, a favor de los ricos y en contra de los pobres o es xenófobo. Curiosamente en estos tiempos del socialismo de ZP, reencarnado y empeorado ahora por Pedro Sánchez, el nacionalismo separatista es también una fuerza de progreso.

Aunque realmente no hay nada más retrógrado que el nacionalismo que descalifica a las personas en función del lugar de su nacimiento. Así al menos lo veía Pedro Sánchez cuando llamaba Le Pen, al que ahora implora sus votos. Eran otros tiempos. Entonces se expresaba como el ciudadano Sánchez ahora como Presidente, y la xenofobia de Quim Torra ha desaparecido del horizonte visual de quien después de las elecciones andaluzas ve motivos para aplicar el artículo 155 allí y no en Cataluña, donde los que queremos seguir siendo españoles estamos cada vez más amenazados por las milicias callejeras republicanoseparatistas.

Es evidente que para Sánchez los enemigos han cambiado de lado. Son los efectos terapéuticos de una indecente moción de censura. Critica el actual okupa de La Moncloa que en Andalucía no se haya respetado la lista más votada cuando ha sido quien con tan solo 84 diputados ha tenido que recurrir a todo el arco parlamentario para desalojar al Presidente más votado por los españoles. En un patológico ejercicio de hemiplejia política, nuestro ínclito personaje califica como Pacto de la vergüenza el acuerdo de Gobierno en Andalucía cuando él puede seguir viajando, con el Falcon por el ancho mundo, gracias al apoyo entre otros de la CUP y Bildu, de los amigos de Maduro y de personajes como Otegi, Rufián, Torra y Puigdemont.

Se han presentado este lunes en el Congreso los PGE con la inversión, por cierto, más baja de la historia en Lleida. Presupuestos a lo Zapatero. Esto es más gasto, más impuestos, menos crecimiento y más desempleo. Y ahora empieza el baile con los protagonistas de la Gran Comedia de Cataluña. En Waterloo unos, otros en Lledoners, en la sopa boba todos y sobre todo los Expresidents con generosas retribuciones recién actualizadas de por vida, por los servicios prestados.

Y por si el apaciguamiento y el diálogo no cuajan, el Dr. No es No se atreve a pedir el sí hasta al …Partido Popular! Para seguir hasta el 2020, pase lo que pase, porque esa era y no otra, la finalidad de la Moción de Censura, ese pacto oculto de rendición al separatismo, por lo que le pasan precios que sabe que no puede pagar. La Autodeterminación, los indultos y la República bananera independentista. Hacernos creer que la finalidad que el pacto con los separatistas golpistas es mejorar la situación política en Cataluña, es sencillamente un obsceno insulto a la inteligencia. Como lo es negar que Pedro Sánchez es el Presidente preferido por los separatistas, que por eso lo mantienen.

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