VENT DE PONENT
La bacanal nacionalista
El otro día aparecieron por Lleida Jordi Pujol y su esposa Ferrusola. Todavía desconocemos la fortuna que amasaron durante su largo reinado. Un patriarca convergente que es como los dioses mitológicos; tiene una extensa descendencia no biológica enganchada a esas ramas de árboles que, cuando se agitan, va cayendo como fruta madura. Y ahora sale en libertad uno de los hijos, el de las ITV, entre otras cosas, sin haber devuelto un solo euro y tras pagar la homeopática pena de dos meses en la cárcel. Y el Gobierno de Torra lo excarcela justo cuando conocemos que tendremos que pagar por el pelotazo del vertedero ilegal de otro hijo, Jordi Pujol Ferrusola. La Generalitat tendrá que gastarse 159 millones de euros en limpiar y restaurar una antigua cantera de arcilla ocupada por un gigantesco vertedero ilegal.
Ahora también sabemos que en los últimos años se han realizado invitaciones a políticos y periodistas extranjeros, encargos de informes favorables a expertos internacionales, cócteles, cenas, campañas de lobbies... en los que los sucesivos gobiernos nacionalistas se gastaron al menos 417 millones de euros en actividades en el exterior entre 2011 y 2017, parte de las cuales tuvieron por finalidad recabar apoyos y hacer propaganda separatista.
Además diversos miembros del Govern hacían sus escapadas procesistas que hemos pagado todos. Por poner un ejemplo, hubo una cenita en Suiza en la que entre 10 comensales se gastaron solo en vino 633 euros, viandas aparte. Después de esa bacanal es fácil comprender los discursos de ficción que eran capaces de articular. Algo parecido a lo que diría la neozelandesa que admitió haber cobrado 8.000 euros del Diplocat, gastos también aparte, por dirigir un equipo que hizo “un informe histórico” sobre lo que ocurría en Cataluña.
En fin, que el dinero se sigue esfumando por un agujero negro que solo puede sellarse con un cambio de gobierno. Mientras, algunos se dedican a amordazar a la líder de la oposición porque no soportan que hable de corrupción y que demuestre cómo los principales partidos del Parlamento Europeo reprobaron los escritos de Torra por supremacistas, xenófobos y racistas. Pero eso es lo que hay, aunque a los dirigentes nacionalistas no les guste que se diga.