LIDERATGE
Protagoniza tu vida
Son muchas las personas que me consultan sobre empresas y ofertas de trabajo, preguntándome qué me parece la empresa en cuestión, o cómo veo la propuesta que les ofrecen. Son personas que tienen ganas de un cambio, que quieren dar un salto, ya sea porque se han quedado sin trabajo, o porque se dan cuenta que no son felices con las funciones o tareas que realizan, o no les gusta lo que hacen, o no se sienten alineados con quien les está dirigiendo o con la propiedad de la empresa. Por tanto, son personas que dan el primer paso para realizar un cambio: dan el paso de darse cuenta, de hacerse conscientes que no están dónde quieren estar, y, por tanto, algo les mueve a buscar nuevos retos. Apostar por uno mismo ya me parece un paso muy importante y valiente.
¿Qué pasa luego? Que, aunque somos conscientes de que queremos cambiar, nos movemos desde la zona que conocemos y en la que hace años nos estamos desarrollando, y el paso que decidimos dar es ¡buscar un nuevo trabajo! Y oigo decir ¡“busco un proyecto que me motive!”, y yo me pregunto, “¿cuál es ese proyecto?, ¿qué te motiva?, ¿qué quieres?” Claro, lo que pasamos a hacer directamente es buscar sin habernos parado a pensar y reflexionar. Lo que queremos en ese momento no es buscar, sino encontrar: esta es la clave, y para ello debemos saber qué es lo que realmente queremos conseguir.
Fíjate, cuando una empresa decide seleccionar nuevo talento para su organización, primero define bien qué quiere, cómo lo quiere y a quién quiere. Seguidamente realiza una búsqueda y, finalmente, una selección/elección de la persona idónea. Cuál es el talento que se adapta más a lo que está buscando? Y así es como lo encuentra. En esta línea, la persona que quiere realizar un cambio, que decide aportar su talento y potencial en otro proyecto, ¿también lo define primero? Pues, muchas veces, creo que no. Que solo va en búsqueda de algo que no ha dibujado. ¡Vamos a sentarnos y reflexionar para liderar nuestra vida! Porque no solo la empresa selecciona talento, también la persona selecciona la organización que encaja más con ella.
Por tanto, el siguiente paso a la decisión de un cambio es la reflexión sobre cuál es tu propósito/misión, cuáles son las habilidades/talentos que te definen y qué puedes aportar a un nuevo proyecto, cuáles son los valores que marcan tu manera de funcionar, qué características debe cumplir tu nuevo proyecto y qué es lo que no vas a aceptar de ninguna manera porque no está alineado contigo. Sé que entrar en este tipo de reflexiones no es fácil, porque habitualmente no nos planteamos estas cuestiones y acostumbramos a movernos en nuestra zona de confort. Nos mueve todo aquello que ya está estipulado y marcado en nuestra sociedad (trabajar, ganar dinero, pagar facturas, no estar parado/a…). Nos da miedo entrar en nuestro interior y descubrir algo que igual no habíamos visto hasta el momento y no sabremos cómo aceptarlo. También es verdad que en muchos casos las posibilidades son infinitas y nos da miedo cerrarnos a lo que pueda llegar. La experiencia me demuestra que, cuando paramos, reflexionamos y definimos sobre todo lo comentado, los proyectos aparecen y llega el encuentro entre estos y la persona.
Tenemos la libertad para elegir, por tanto, lidera y protagoniza tu vida, adquiriendo de esta manera la libertad para atraer y seleccionar los proyectos que van a hacerte vibrar y en los que sentirás que tu propósito adquiere sentido y tus habilidades se desarrollaran todavía más.