Lo volverán a hacer

Los líderes separatistas siguen afirmando “lo volveremos a hacer”. Al saberlos tan irresponsables no se me hizo extraño ver ante los ayuntamientos a gente alentada para presionar en las puertas por su disconformidad con los resultados electorales y con los pactos que de ellos emanan. No es un comportamiento admisible coaccionar a los regidores que han sido elegidos para que representen a los ciudadanos. No es tolerable arengar a exaltados separatistas que lanzan objetos a diputadas por odio a su partido. La democracia debe proteger la pluralidad política y las distintas sensibilidades. Mal iríamos si todos pensáramos lo mismo. A nada bueno nos puede llevar ese tipo de actitudes. Solo a la confrontación y al terrible frentismo.Los catalanes, que quizá con gusto abusamos de la adorable palabra seny, no deberíamos bajo ninguna circunstancia caer en vilezas antidemocráticas. Estoy convencido de que hubo muchos separatistas que no vieron con buenos ojos los altercados. No se puede hacer el trilero ante el micrófono diciendo “somos gente de paz” con ojos de corderito inofensivo y por detrás arengar para que la gente ataque al que discrepa. Se comienza normalizando a los acosadores que tiran objetos, huevos o pintura, y se termina degradando nuestra sociedad. El bilioso al que han convencido de ser un ser superior empieza limpiando con lejía el suelo que han pisado políticos de otras formaciones como símbolo de una execrable fanatización y, en barrena, puede acabar banalizando el mal. Los políticos incitadores abundan, pero por suerte los que se dejan manipular para atropellar derechos fundamentales no tantos. Es una insensatez que los dirigentes hayan perdido el respeto a la diversidad y a la libertad de opinión pues es traspasar una línea roja de difícil retorno. Ahora algunos han sentido por primera vez el aliento de los hiperventilados que antes dirigían sus acciones contra otras formaciones. De hecho la libertad es parecida a la salud, pues hay mucha gente que no sabe apreciarla hasta que la pierde. Quizá algún día algunos se arrepientan de haber seguido a líderes frentistas, que mientras mandan apretar y aseguran que lo volverán a hacer, cobran más de 100.000 euros al año y se dan buenos baños en la Costa Brava.