VENT DE PONENT
Libros de texto
Es difícil olvidarse de la época en la que cargábamos un montón de libros de texto a la espalda en una mochila. Las metodologías han cambiado y ahora se usan menos. Pero todavía los libros en formato convencional son necesarios. Algunos nos hemos acostumbrado a leer la prensa en los medios digitales, pero para estudiar o leer pausadamente nada mejor que uno en papel. Algo parecido leíamos en este diario tras el éxito en la selectividad de dos alumnos brillantes del instituto de Cervera. Según la dirección su modelo se basa en aplicar “nuevas técnicas educativas cuando es necesario, pero no reposamos en ellas”. El director explica que los alumnos usan los portátiles como material escolar al mismo nivel que las calculadoras y los libros.
Y en ese sentido también es una gran noticia que Ciudadanos consiguiera aprobar en el Parlament el trámite de la ley para la gratuidad de los libros de texto. Si queremos que la educación pública sea gratuita de verdad tenemos que facilitar que los libros de texto que se usan también lo sean. La mayoría de países de nuestro entorno, así como algunas comunidades autónomas, tienen diferentes mecanismos para garantizar que los libros de texto sean gratis. Las familias se están gastando una media de 300 euros entre la compra de libros, licencias digitales y diverso material curricular. Son muchas las que no pueden hacer frente a ese esfuerzo económico. Sin potenciar la igualdad de oportunidades, no hay cohesión social. Cataluña es la comunidad autónoma con más fracaso escolar entre los alumnos de origen inmigrante; la segunda comunidad que más segrega, y somos la tercera en la que los resultados académicos dependen más de la situación socioeconómica de las familias. Por eso Ciudadanos propone que todos los alumnos puedan tener libros de texto gratis mediante un sistema de préstamos que permite escolarizar en igualdad de condiciones con un ahorro importantísimo para las familias. Un sistema que además estimula a los alumnos a aprender desde pequeños a responsabilizarse de los bienes comunes con unos libros que tienen que durar como mínimo cuatro promociones. Es como la joya de tener cerca buenas bibliotecas y aprender a disfrutarlas. Una de las delicias del estado del bienestar.