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El drama de la revolución 4.0

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La inteligencia artificial eliminará muchos trabajos de las personas, pero también puede ser un paradigma de nuevas oportunidades. Aquí os describo algunas de las pistas que están ocurriendo en uno de los países que están liderando la industria 4.0, China:

–China tiene un enorme ejército de jóvenes dedicados a la inteligencia artificial. En la última década, el número de publicaciones de IA de autores chinos se ha duplicado. Los jóvenes ingenieros de IA de Face ++, empresa china de reconocimiento facial, recientemente ganaron tres desafíos de visión artificial, por delante de los equipos de Google, Microsoft, Facebook y la Universidad Carnegie Mellon.

–Las políticas gubernamentales están acelerando la inteligencia artificial en China. El plan del Gobierno chino consiste en ponerse al día con EEUU en tecnología y aplicaciones de IA para 2020 y convertirse en un centro global de innovación de IA para 2030. En octubre el presidente Xi Jinping dio un discurso en el que defendía que internet, el big data y la inteligencia artificial debían estar más integrados en la economía del mundo real.

Una mañana me subí a un Uber para acudir a una conferencia de inteligencia artificial (IA) en el MIT. El conductor me preguntó cuánto tardarían los vehículos autónomos en quitarle su trabajo. Le dije que sucedería dentro de entre unos 15 y 20 años. Suspiró aliviado y dijo: “Bueno, para entonces ya me habré jubilado.” Menos mal que no estábamos en China. La misma pregunta en ese país hubiera tenido una respuesta diferente. Habría tenido que decirle que iba a perder su empleo en unos 10 o 15 años si tenía suerte. Pronto quedará claro que la inteligencia artificial y los robots pueden hacer la mitad de nuestros trabajos casi mejor que nosotros y casi sin coste. Luego están los optimistas natos que piensan que la inteligencia artificial combinada con los humanos debería ser mejor que cualquiera de las dos por sí solas. Esto será cierto para ciertas profesiones, como la medicina y la abogacía, pero la mayoría de trabajos no caerán en esa categoría. Los que se quedan fuera son trabajos rutinarios que se realizan en solitario; aquí es donde la inteligencia artificial supera a la humana por un margen amplio. Otros piensan que la renta básica universal es nuestra única salvación. Dicen cosas como: “Tome el dinero extra que se ha generado gracias a la inteligencia artificial y distribúyalo entre las personas que perdieron sus trabajos”, y: “Este ingreso adicional ayudará a las personas a encontrar su nuevo camino y a reemplazar otros tipos de bienestar social”. Pero la renta básica universal no soluciona la pérdida de dignidad de las personas ni satisface su necesidad de sentirse útiles. Solo es una forma conveniente para que un beneficiario de la revolución de la inteligencia artificial se siente y no haga nada. Y, por último, están aquellos que rechazan cualquier desventaja asociada a la inteligencia artificial, y que es precisamente la postura que están adoptando muchas grandes empresas de inteligencia artificial. Es lamentable que los expertos en inteligencia artificial no intenten resolver el problema. Lo que es peor, e increíblemente egoísta, es que en realidad se niegan a reconocer que el problema existe. Estos cambios están por venir y debemos decir la verdad y toda la verdad. Necesitamos encontrar los trabajos que la inteligencia artificial no puede hacer y capacitar a las personas para hacerlos. Necesitamos reinventar la educación. Estos serán los mejores y los peores años. Si actuamos de forma racional y rápida, podremos disfrutar de lo mejor en lugar de revolcarnos en lo peor.

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