Jornada Mundial del Migrante y Refugiado

El pasado 29 de septiembre se celebró la Jornada Mundial del Migrante y Refugiado. Es un día en que la comunidad eclesial pretende ser la voz y testimonio del sufrimiento de millones de personas que se ven obligadas a dejar sus hogares, su familia, su trabajo, sus amistades, etc., para emprender un largo camino incierto, pero con un único objetivo: un futuro para vivir.

El Papa Francisco nos interpela en esta Jornada Mundial con un mensaje muy revelador: “No se trata solo de migrantes.” En nuestra sociedad vemos con normalidad hablar de la inmigración en términos de globalidad y de forma impersonal, como un “problema” que es ajeno a nosotros, algo que nos viene de más allá de nuestras fronteras y, por tanto, tendemos a pensar que “no va conmigo”. La realidad es que nos negamos a ver que de lo que estamos hablando es de la vida de miles y miles de personas. Personas cuyas vidas dependen, incluso, de la decisión de que la Unión Europea decida ir al rescate de una embarcación que se hunde en el mar Mediterráneo, con personas, familias, hombres y mujeres, niños y niñas.

El Papa Francisco nos abre los ojos a esta realidad, no se trata solo de migrantes, se trata de nosotros, de nuestros miedos; miedo al otro, a los excluidos, a los marginados. A todas aquellas personas que dejamos al margen. Se trata de nuestra humanidad, de la caridad, de poner a los últimos los primeros. Sin embargo, el miedo nos impide salir al encuentro de nuestros hermanos, vengan de donde vengan. Nos encapsula y acaba por aislarnos. Tendemos a generar más prejuicios negativos y a instalarnos en lo que el Papa denomina “la cultura del descarte”. Si la persona no se ajusta a los patrones sociales, mentales o físicos que impone nuestra supuesta sociedad del bienestar, aquel que no responde al estereotipo establecido, tiende a ser apartado, marginado y, definitivamente, excluido.

Desgraciadamente, estamos asistiendo a un progresivo rechazo, en nuestras sociedades occidentales, hacia las personas que provienen de determinados continentes o países, de culturas o confesiones religiosas diferentes. Algunos medios de comunicación y líderes políticos, tanto en España como en Europa, fomentan los discursos del odio hacia los extranjeros, escudándose en una falsa salvaguarda de nuestras fronteras, nuestro territorio, cultura, religión e incluso de nuestro nivel económico. Se sirven de los extranjeros para hacerles culpables del decrecimiento económico, la falta de empleo e incluso de la mala gestión de los servicios públicos.

Ante esta situación, el Papa Francisco nos invita a sumarnos a la respuesta que la Iglesia plantea ante el reto que suponen las migraciones del siglo XXI y su impacto en nuestra sociedad. Una estrategia que el Papa nos invita a seguir y que se resume en cuatro verbos: acoger, proteger, promover e integrar.

Càritas Diocesana de Lleida viene trabajando desde hace años en favor de todas las personas migrantes y personas refugiadas que llegan a nuestra diócesis, acogiendo, escuchando y acompañándoles en sus nuevos proyectos. Haciéndoles sentir que forman parte de nuestra comunidad, promoviendo su desarrollo como personas y como nuevos ciudadanos. Defendiendo sus derechos allí donde les son arrebatados y denunciando los abusos de las políticas migratorias españolas y europeas que relegan al inmigrante a una mera mercancía de mano de obra, despojándole de sus derechos y convirtiendo personas en seres invisibles para nuestra sociedad.

Pero nuestro compromiso también está con nuestra sociedad de acogida, nuestras comunidades, parroquias, instituciones religiosas, voluntarios y voluntarias. Sabemos que únicamente con la ayuda de todas y todos podemos poner en marcha la estrategia que nos plantea el Papa Francisco: salir al encuentro. Es precisamente en este día Mundial del Migrante y Refugiado en el que nos encontramos las personas que acogemos y las personas que llegan de otros países.

Desde Càritas Diocesana de Lleida queremos agradecer a todas las personas (migrantes y no migrantes) que participan de este proyecto común su compromiso y su constancia. Y, a la vez, os invitamos a salir al encuentro y disfrutar de las actividades que, con motivo de este día, organizamos en Càritas Diocesana de Lleida.