PERSONAS Y ORGANIZACIONES
En la empresa como en la vida, dinámicas de grupo
Las Dinámicas de Grupo son herramientas muy eficaces empleadas por las empresas en el proceso de reclutamiento/selección. Empresas como Mercadona o Ikea (fuente Infojobs) reúnen a los/las aspirantes y, mientras estos resuelven un problema, los evaluadores valoran aspectos relacionados con la iniciativa, la comunicación, la participación, la cooperación, etc. Posteriormente, y a la hora de elaborar los planes de carrera de sus profesionales, empresas como Google, Amazon y tantas otras plantean a dichos profesionales una situación/problema y estos, en equipos, con participantes procedentes de distintas áreas (comercial, administración, supply chain, etc.), tienen la oportunidad de afrontarla. Aquí se pretende fomentar la participación, la implicación, la capacidad de trabajo en equipo y el liderazgo alineados con los valores de la empresa.
Cuando el hombre se sitúa en la cima de la pirámide de valores
Diariamente los medios de comunicación de todo el mundo hacen referencia a las catástrofes que el hombre es capaz de propinar a sus propios semejantes. El reciente caso de Audrey Mash es un ejemplo de todo lo contrario, de cómo ante la necesidad de un semejante, el resto de personas es capaz de hacer aflorar lo mejor de sí mismas y conseguir verdaderos milagros. Audrey Mash llegó al hospital Vall d’Hebron el pasado mes de noviembre, con una temperatura corporal de 20,2 grados y, después de que su corazón llevara varias horas sin latir, lo abandonó once días después llena de vida y sin ninguna secuela.
Valores que obran milagros
El marido de Audrey, Rohan Schoeman, que se encontraba con ella en el momento que les sorprendió la tormenta de nieve, aguantó junto a ella muerta hasta que llegó el equipo de rescate. Cuentan los medios de comunicación que en la misión participaron más de cuarenta personas, al mando de helicópteros, ambulancias, equipos de primeros auxilios, más el personal médico y hospitalario, en un ejercicio de trabajo perfectamente sincronizado, trabajando al filo de lo imposible, evitando el drama y obrando el milagro del que es capaz el ser humano cuando busca dentro de sí mismo la esencia de sus valores: capacidad de superación, fidelidad para permanecer al lado de la persona amada, capacidad de sacrificio para trabajar en unas condiciones extremas, motivación para seguir luchando en una misión casi imposible, en la que algunos apostaban por tirar la toalla, confianza en uno mismo y en los demás y –en el mundo del siglo XXI– competencias técnicas capaces de “resucitar” a alguien que ya no presentaba síntomas de la menor recuperación. A partir de ahora, cuando las escuelas de negocios quieran explicar a sus alumnos un caso que ejemplifique cada una de las competencias requeridas para tener éxito, será suficiente con explicarles un único caso, el de Audrey Mash y el del excelente equipo de profesionales y de personas que tuvo la fortuna de encontrar. Si como dijo Michael Jordan “el talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”, en la vida y en el trabajo, cuando los equipos se focalizan en una misión en común, estos resultan imbatibles.