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Líderes saludables

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Hablar de liderazgo saludable puede hacerse desde diversas perspectivas. Una de ellas valorando algunos de los tips que pueden hacer que un líder sea más o menos saludable para su grupo o incluso para sí mismo.

La respuesta seguramente está en encontrar el equilibrio y la compensación entre las dos claras orientaciones: resultados y personas.

Una de las primeras recomendaciones es trabajar la confianza en el grupo para saber y poder delegar. La monitorización y seguimiento son fundamentales, pero el exceso de control acaba no siendo positivo.

Aprender a gestionar las emociones propias y ajenas puede ayudarnos a vivir con salud lo que representa liderar personas y requiere entrenamiento. Muy vinculado a lo anterior, la comunicación, fundamental ya no para liderar sino en la propia vida. Una comunicación transparente, asertiva y efectiva, trabajada a nivel interpersonal, intragrupal e intergrupal, evitará rumores y conflictos. Los rumores no son nada saludables ni para el individuo ni para el grupo, no así el conflicto, y aquí utilizaré una frase del maestro cocinero y chef Roca: “Del conflicto, como del cerdo, se aprovecha todo.” Pero existe otra perspectiva cuando hablamos de liderazgo saludable, la de la salud de quien lidera. Según la OMS, “la salud es un estado de perfecto bienestar físico, mental y social, y no solo la ausencia de enfermedad”. Se trata de poner en práctica hábitos que nos puedan aportar el bienestar y equilibrio necesario. El autocuidado no deja de formar parte del autoliderazgo. Se ha planteado si dispone de 45 minutos al día para usted? Si no es así, probablemente haya algo que revisar de su jornada.

Liderar requiere depósitos de energía al menos en equilibrio. En muchas ocasiones las personas que se ven al frente de un proyecto se vuelcan olvidando su propia salud, llevando al cuerpo al extremo, arrastrándolo a límites que pueden acabar pasando factura.

El compromiso, la implicación y la dedicación son fundamentales en la vida profesional y forman parte de las competencias más valoradas, pero en la letra pequeña de requisitos no se habla de llevar el cuerpo a la extenuación.

¿Cuántas veces nos saltamos comidas o estas son rápidas y poco sanas para finalizar una tarea o bien acudir a una reunión? ¿Hacemos algo para huir del sedentarismo? ¿Estamos en equilibrio entre lo que pensamos, sentimos y hacemos? Nuestro cuerpo es una máquina perfecta y necesita solo un poco de atención. Adoptar hábitos y estilos de vida dicen mucho de la persona que está al frente de un proyecto. De hecho, ya nos está dando ciertas pistas: gestión del tiempo, organización, constancia, esfuerzo, estabilidad, etc.

Es cierto que necesitamos de un bien muy preciado, el tiempo, pero solo con un poco de organización que a efectos prácticos nos ayuden por ejemplo a seguir horarios en las comidas, prepararlas siguiendo consejos dietéticos saludables, dormir las horas que nuestro cuerpo necesita evitando ser abducidos o secuestrados por aparatos estimulantes y lumínicos, en forma de teléfonos, tabletas o televisores. Aprender a desconectar. Se trata de buscar un hueco en la agenda para quedar con uno mismo, así que márquese un 15-30, es decir, 15 minutos de relajación al final del día, cerca de la hora del descanso. Solo 30 minutos de actividad física que le permitan movilizar el cuerpo y generar endorfinas para afrontar desafíos. Ambas rutinas pueden ayudar a mejorar el estado físico y anímico para afrontar cualquier reto.

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