LOS DERECHOS EN EL ESTADO DE ALARMA
Invisibles visibilizados por la pandemia
La situación de crisis sanitaria, el confinamiento y la paralización de buena parte de la actividad social y económica han supuesto que las personas migrantes en situación administrativa irregular sean más visibles que nunca. Así, nos dimos cuenta de que muchas mujeres migrantes cuidadoras de nuestros hogares, mayores y dependientes no podían llegar a su puesto de trabajo porque no estaban contratadas, trabajaban sin papeles. Y nos indignamos. Nos dimos cuenta de que las condiciones de insalubridad y hacinamiento en las que malviven personas migrantes trabajadoras del campo, en asentamientos a lo largo y ancho de todo el Estado español, ahora suponían un grave riesgo para la salud de la comunidad. Y nos quejamos. Nos dimos cuenta de que el cierre de fronteras exteriores y la limitación de movimientos ponían en riesgo la producción agrícola de todo el año.
Cuando empezamos a ver por nuestras calles inmigrantes que llegaban, sin un lugar donde alojarse, sin contrato de trabajo, pero con la promesa de un futuro trabajo de temporero en las tierras de Ponent, realizada por algún productor agrícola con la intención de disponer de una bolsa suficientemente nutrida de mano de obra, nos alarmamos. Pero esta situación no es nueva, se viene repitiendo año tras año, y ha sido ahora, en mitad de una pandemia, cuando se ha visibilizado la falta de garantías sanitarias y derechos de las personas trabajadoras del campo, de los abusos a los que son sometidos y la despreocupación de las Administraciones Públicas.
Pero a pesar de indignarnos, de quejarnos, de alarmarnos y de la situación excepcional que estamos viviendo, la normativa de extranjería sigue impidiendo a los extranjeros el acceso a derechos tan básicos como a la residencia, el trabajo, a prestaciones asistenciales, etc. (las personas inmigrantes en situación irregular han quedado fuera del ingreso mínimo vital).
Es momento de reconocer la importancia del trabajo y la aportación que realizan a la sociedad y a la economía miles de personas inmigrantes sin papeles. Desde la Comisión de Derechos Humanos y Extranjería del Colegio de la Abogacía de Lleida seguimos trabajando en la defensa de los derechos de todas las personas sin distinción alguna, pero para conseguirlo es necesario que la sociedad abandone la visión puramente especulativa y mercantilista de la inmigración. Como dijo Max Frisch: “Pedimos mano de obra y llegaron personas.”