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Liderazgo Lean

Liderazgo LeanEUROPA PRESS

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Durante los últimos 100 años las organizaciones han estado tan enfocadas a la productividad, y por lo tanto hacia la ejecución de tareas, que se han olvidado que más que trabajar con “recursos humanos”, se está trabajando con “humanos con recursos”. Unos recursos mucho más superiores a lo que a priori pueda parecer, siempre y cuando se tengan en cuenta las necesidades fundamentales de cada uno de los individuos que forman parte de dicha organización.

Tal y como les explicaba en mi artículo anterior, el pensamiento Lean lleva a una transformación disruptiva de las organizaciones que lo desarrollan, conllevando la imperiosa necesidad de un liderazgo efectivo. Entre el cambio cultural que ayuda a avanzar hacia un enfoque Lean thinking a toda la organización y la repetición de los 5 principios del liderazgo Lean se encuentra la clave del éxito de las empresas que hacen ajustes una y otra vez en la búsqueda de la perfección y que entienden que la creación de valor es su fin último orientado a la visión y fiel a su misión de empresa.

Así, los 5 principios que rigen el liderazgo Lean guían las actividades diarias del líder enfocado a la mejora continuada y a alcanzar resultados sostenibles. Esos principios son:

•Identificar el valor. El valor se define por lo que el cliente necesita de un producto y se trata de un concepto informado por sus deseos y expectativas. En un sistema interno, el “cliente” puede ser otro equipo o departamento que determina sus requisitos de valor.

•Mapear el flujo de valor. Para aplicar el Lean thinking hace falta determinar cuáles son todos los procesos involucrados en la entrega de valor al cliente, de principio a fin. En un nivel alto, el mapeo del flujo de valor puede ser detallar la ruta de los materiales a medida que se mueven a través del diseño y se entregan en un producto, identificando departamentos y procesos. Otra forma de ver el flujo de valor es mapeando el flujo de información a través de un departamento u organización. El mapeo brinda una mayor comprensión de las operaciones de negocio y es el primer paso para identificar los desechos.

•Crear flujo. Consiste en trabajar para ayudar a hacer avanzar el producto, los procesos o la información a través del flujo de valor sin interrupciones, retrasos ni cuellos de botella. El flujo hace que todo se mueva en una secuencia cerrada con alta eficiencia y poco desperdicio.

•Ir del impulso a la inercia. Si se consigue mantener el flujo, los productos se podrán entregar al cliente a la medida de sus necesidades. El uso de un modelo de entrega “justo a tiempo” reduce el exceso de inventario, la producción excesiva o insuficiente o la demanda insatisfecha. El beneficio de este empuje, que comienza con un impulso y se mantiene por inercia, es que todo se produce de manera altamente eficiente, exactamente cuándo se necesita, en las cantidades requeridas.

•Buscar la perfección. Incluso con un proceso muy bueno, una evaluación adicional del flujo de valor siempre revela desperdicios o excesos que podrían eliminarse. El flujo siempre se puede refinar, como dicta el Lean thinking.

Estamos en una época de cambios, con un entorno impredecible. Es un buen momento para pensar, redefinir procesos y, con ello, algunos sobrevivir y todos alcanzar mejores resultados.

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