COLABORACIÓN
El vaso a medias
PORTAVOZ DE CS A LA PAERIA
Dicen que un pesimista solo es un optimista bien informado. Pero ni el mayor pesimista del mundo podría haber imaginado un año tan nefasto como este que dejamos. Cuando hago retrospectiva me vienen a la cabeza todas aquellas personas que han perdido a alguien, o a aquellas que se han quedado sin trabajo, ya sea porque les han tenido que despedir o porque han tenido que cerrar su negocio. A todos vosotros, un abrazo sentido y sincero. Sin embargo, en este último artículo, me van a permitir que quiera recordar todo aquello que me ha emocionado en positivo.
Quiero acordarme del personal sanitario que desde el primer hospital hasta la última residencia se ha dejado (y sigue dejándose) la piel para que no haya que lamentar ni una víctima más. En una crisis como esta, ha quedado patente que nuestro sistema de salud es uno de los mejores, y no precisamente gracias a nuestros gobiernos, sino a la enorme calidad de sus recursos humanos. Ellos, que han sufrido la mayor ratio de sanitarios contagiados del mundo cuando apenas sabíamos nada del virus, merecen el mayor de nuestros reconocimientos y respeto. Y también merecen no seguir siendo héroes, sino personas que trabajan en condiciones dignas, sin necesidad de hacer esfuerzos sobrehumanos para llegar a todo.
Quiero acordarme también de todas aquellas personas que han seguido al pie del cañón pese a todo. De los informáticos que en apenas 3 días lograron que toda una administración con más de 1.600 trabajadores como es el ayuntamiento de Lleida pudiera seguir prestando servicios mediante el teletrabajo. La administración electrónica que deseamos dista mucho de ser la realidad que tenemos, pero este año ha dado un paso de gigante para que este hecho quede mucho más cerca de lo que estaba. Memoria y agradecimiento a la Guardia Urbana y a los servicios sociales, que han sido ejemplares en un momento en el que el trato humano ha sido y es especialmente delicado. Al resto de los trabajadores públicos con quien tengo el orgullo de compartir administración, que se han adaptado a las nuevas circunstancias y puesto las mayores facilidades para seguir prestando servicios a los ciudadanos, fuera cual fuera su situación. Se trata de un trabajo de hormiga, difícilmente perceptible a simple vista, pero indispensable para que sigamos adelante.
Quiero acordarme también de todos aquellos que tenéis una empresa, sea del tamaño que sea y del ramo que sea. Subir la persiana estos meses ha sido una carrera con demasiados obstáculos y que no deberíais haber tenido que correr nunca. Y, sin embargo, aquí seguís. Porque no queda más remedio, por la gente que tenéis al cargo o por pura cabezonería, porque vuestro sueño sigue bien vivo y nadie os lo va a quitar. O quizás por una mezcla de todo ello.
Por último, quiero acordarme de los voluntarios. De quienes fuisteis voluntarios en pleno confinamiento. De quienes donáis sangre. De los que ayudáis en cualquier fundación o asociación. De quienes habéis hecho mascarillas. De los que ayudáis en la perrera municipal o en las protectoras. Y de aquellos que servís cenas a los que no tienen sin que sea público o reconocido. En definitiva, a todos aquellos que hacéis que Lleida sea un poco más amable y un poco mejor.
A todos vosotros, gracias. Vosotros hacéis que ese vaso a medias se vea medio lleno para encarar el 2021. Gracias de corazón. Nos seguimos leyendo el año que viene.