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La transformación del IoT al IoB

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Con IoT o internet de las cosas, nos referimos a un mundo lleno de objetos, sensores o entes más o menos inteligentes conectados a internet, que transmitían datos sobre su estado o lo que los rodeaba para que un sistema, al recogerlos, les diera sentido convirtiéndolos en información útil en función de la que actuar.

Ejemplos de ello son las fábricas llenas de sensores que informan de la trazabilidad de lo que producen o del estado de funcionamiento y mantenimiento de sus máquinas para prever averías; o las ciudades inteligentes llenas de sensores ambientales y de tráfico que permiten tomar decisiones sobre el transporte, por ejemplo.

En definitiva, internet de las cosas, o IoT, se refiere a los miles de millones de dispositivos físicos en todo el mundo que ahora están conectados a internet. Recogiendo, explorando y compartiendo datos. Gracias a los procesadores cada vez más económicos y las redes inalámbricas, especialmente con el desarrollo del 5G en 2020 en España, es posible convertir cualquier cosa, desde un nanobot dentro de una vacuna a un avión sin piloto, en parte del IoT.

Con IoE o internet de todo, nos referimos a “la conexión inteligente de personas, procesos, datos y cosas”. En términos sencillos, el internet de todo es la conexión inteligente de personas, procesos, datos y cosas. Internet de todo describe un mundo en el que miles de millones de objetos disponen de sensores para detectar, medir y valorar el estado; todo ello conectado a través de redes públicas o privadas utilizando protocolos estándar y patentados.

Un ejemplo muy didáctico son las “vacas conectadas”: la industria ganadera no es una excepción. Sensores y softwares están recogiendo información para granjeros que les abre enormes oportunidades para aumentar la productividad en el sector ganadero.

Pronto, el IoB, o internet del comportamiento, prevalecerá. Para 2023, predicen que las actividades individuales del 40% de la población mundial serán rastreados digitalmente para influir en su comportamiento. ¡Eso es más de 3 mil millones de personas! El IoB desafiará “lo que significa ser humano en el mundo digital”.

El internet del comportamiento surge a medida que la tecnología es capaz de captar y utilizar la información generada por las personas en su vida cotidiana. A diferencia del internet de las cosas (IoT) o del internet del todo (IoE), que tratan de capturar información en tiempo real, el IoB abre una nueva oportunidad de conocer hábitos o comportamientos de los usuarios, permitiendo que las organizaciones tengan un conocimiento muy exhaustivo de ellos y puedan, por ejemplo, personalizar al máximo los contenidos publicitarios dentro del neuromarketing.

Según la consultora Gartner, se espera que en 2023 la IoB rastree digitalmente las actividades individuales del 40% de las personas, pero en la actualidad ya convivimos con muchas herramientas que pueden ser utilizadas por esta tecnología. El reconocimiento facial, la ubicación o la monitorización de la actividad física ya pueden ser empleadas por la IoT para saber cómo nos comportamos y cuáles son nuestras necesidades, miedos, fobias y deseos y pasiones.

El IoT no recopila datos únicamente de su relación con una sola empresa. Por ejemplo, una compañía de seguros de automóviles puede ver un resumen de su historial de tipo de conducción y su comportamiento para fijar cuotas diferenciadas, en base a esta información. Como sociedad, hemos decidido y aprobado este tipo de acciones empresariales. Pero las aseguradoras también pueden explorar sus perfiles e interacciones en las redes sociales para “predecir” si usted es un conductor seguro, problemático, agresivo o conflictivo.

Esos datos se correlacionan con otros eventos como compras, nivel de vida, estado de salud, gustos, afecciones, miedos, valores , desempeño profesional y roles familiares, y de esta forma cambiarán nuestro mundo más de lo que esta pandemia lo está haciendo en 2020 y 2021. Todavía como sociedad, depende de nosotros el nivel de tolerancia que queramos o estemos dispuesto a asumir en esta revolución del IoB, o internet del comportamiento.

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