Lleida no es Barcelona

Parece una obviedad, ¿verdad? Pues no debe estar tan claro para nuestro tripartito en la Paeria. Porque en el pleno de este viernes quieren aprobar un reglamento para formar un Consejo de Ciudad.

¿Y qué diantre es esto del Consejo de Ciudad? Pues, según sus propias palabras, el máximo órgano responsable de la participación ciudadana y que sirve para... bueno, ya lo decidirá nuestro alcalde.

El caso es que es una figura prevista para municipios de gran población, como Madrid o Barcelona. Y nuestro tripartito de las ocurrencias, a falta de tener un proyecto sobre participación ciudadana, ha vuelto a mirar a la ciudad condal para inspirarse.

Y lo ha hecho mal, por supuesto. Lo malo es que no es un caso aislado.

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Si nos fijamos en sus planes urbanísticos, quieren transformar tropecientas hectáreas de suelo rústico en suelo industrial (han empezado por 35, pero prevén llegar a más de 800). Eso es más suelo industrial que toda la Zona Franca de Barcelona. Y mientras tanto siguen torpedeando la instalación del parque de medianas superficies de Torre Salses, que además de atraer nueva actividad comercial a Lleida, permitiría conectar adecuadamente los barrios de Bordeta y Magraners. Debe ser que las empresas que quieren instalarse en ese parque no son suficientemente buenas para el tripartito de la soberbia.

Y es que hay que ser muy soberbio para imponer cortes de circulación de calles como Rovira Roure o Doctora Castells sin ningún estudio de movilidad que lo justificara, como hicieron el pasado verano. Otra ocurrencia mal copiada de Barcelona. Hecha porque sí, porque no hay ideas. Porque hasta su plan estratégico de gobierno (el Plan de Acción Municipal) está copiado de Barcelona. Mal copiado.

Reitero: Lleida no es Barcelona. Lleida no tiene millones de habitantes y una área metropolitana. Lleida no tiene distritos, ni el Puerto de Barcelona, ni acoge a millones de turistas cada año. Por tanto, Lleida no tiene que organizarse del mismo modo que Barcelona, ni tiene por qué tener su misma área industrial. No tenemos que copiar ni sus reglamentos, ni sus tiempos, ni sus objetivos. Si lo hacemos, como lo está haciendo este tripartito de las malas ideas, fracasaremos en nuestro intento de construir la Lleida del futuro.

Y de momento estamos fracasando. Con un tripartito enrocado y sin ideas, nuestro comercio local languidece y se muere por falta de ayudas.

Con este tripartito, que entiende por participación ciudadana imponer un albergue de temporeros donde debía ir una residencia de gente mayor, nuestros vecinos se enfrentan entre sí. Con un tripartito que está más preocupado por no desmembrarse y tapar sus propias vergüenzas que en satisfacer las necesidades de los vecinos o defender a sus propios trabajadores, es complicado afrontar retos como el de la pandemia, la crisis económica o la transformación social.

Desgraciadamente, se trata de trenes que, si no se cogen en su momento, pueden pasar de largo. Como el AVLO por Lleida.

Por eso es tan importante para todos que este tripartito enquistado cambie de actitud. Y empiece por entender que Lleida no es Barcelona.

Que, aunque parezca una obviedad, parece que algunos no lo tienen muy claro. Y si no, atentos al pleno del viernes.