Crecer como líderes

Hoy es noticia el suicidio en Barcelona de una niña de 15 años por acoso escolar, que ya padeció cuando tenía 6.

Según la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (Aepae), medio millón de niños y niñas sufren acoso escolar hoy en el país.

Y es que el acoso escolar (bullying) no es un ultraje puntual, sino una agresión sostenida en el tiempo, lo que anula totalmente la confianza y autoestima de la víctima, que puede llegar a extremos como el de Kira, Daniel, Jokin y muchos otros.

De los protocolos escolares no surgen el efecto deseado, y en muchos casos no transcienden a los organismos de educación para evitar el deterioro de la imagen del centro.

La ministra Belarra ha anunciado un plan para hacer un diagnóstico de la salud mental de niños y jóvenes. Deberían empezar por estudiar la de los agresores y aplicar un protocolo que les evidencie y avergüence, para, con ello, iniciar un camino hacia una nueva ética menos condescendiente con las agresiones, enfocada a cambiar ese tipo de actitudes y mejorar la humanidad de nuestros futuros líderes.

En la mayoría de los casos, existen 4 actores conscientes de la existencia de la agresión: la víctima, los agresores, el resto de la clase (meros observadores que lo normalizan) y el centro escolar (que aplica su protocolo).

El mejor protocolo es la educación. Una educación en valores como el respeto, la consideración, la responsabilidad y el compañerismo. Una educación para pequeños líderes, que crean en sí mismos y cuenten con el apoyo de su entorno escolar, social y familiar.

No existe peor condicionante para el desarrollo personal e intelectual de un niño que profesores o progenitores que le recuerden sus carencias o limitaciones, o que incluso, sin tener certeza de ello, le hagan creer que es así.

Como dijo Albert Einstein, si juzgas a un pez por su habilidad para trepar árboles, pensará toda la vida que es un inútil.

Podemos enseñar a nuestros hijos a ser conscientes de sus fortalezas, pero también de sus debilidades, a reconocerse sin temores, a aceptarse y valorarse, a aceptar y valorar a los demás, también con sus fortalezas y sus debilidades. A ser más inclusivos y nada condescendientes con el maltrato, ni hacia ellos mismos, ni hacia ninguno de sus compañeros.

A ser positivos, perseverantes y a orientarse a aprender de todo y de todos, pues solo con ello conseguirá maximizar su potencial y día tras día será más completo intelectual y personalmente, pues es el cerebro el órgano que aloja todas sus vivencias, conocimientos y emociones, y esa es toda la información que utilizará en sus decisiones y determinará su destino.

Es nuestra responsabilidad como sociedad educar en valores, impulsarles a crecer como líderes, pues ellos serán quienes dirijan empresas o países en el futuro, o quienes contribuyan con su trabajo a los objetivos de quienes dirijan. Si no lo hacemos, ¿qué futuro les espera? ¿Cómo trataran a sus equipos o compañeros, agresores, víctimas u observadores? ¿Qué tipo de sociedad construiremos?

Crecer como líderes les enseñará a ser asertivos, a tomar las riendas de su destino y no permitir que nadie lo haga por ellos, pues como dijo Steve Jobs, si no trabajas por tus sueños, alguien te contratará para que trabajes por los suyos.