COLABORACIÓN
Puesto en contexto
La semana pasada el Tribunal de Cuentas rechazó los avales presentados por el Govern de la Generalitat para responder por la promoción exterior del procés entre 2011 y 2017. Según el informe del organismo fiscalizador, se gastaron 5,4 millones de euros. No desconecten todavía, que es importante.
Y es que cuando hablamos de esta clase de cifras a veces es complicado saber qué es lo que suponen, de modo que hay que ponerlas en contexto. La escuela de Pinyana, que corresponde construir a la Generalitat, pero que en realidad vamos a terminar construyendo desde el ayuntamiento, cuesta 4 millones de euros. Lo mismo que el macroalbergue de Pardinyes que se empeñan en llevar a cabo a pesar de que el pleno del ayuntamiento lo ha votado en contra y cuenta con una alta contestación ciudadana.
Una cantidad similar debería destinarse a construir el instituto de Cappont, aunque parece que no hay tanta prisa en afrontar estos proyectos.3,5 millones de euros es lo que ha recortado el Departamento de Investigación y Universidades de la Generalitat a nuestra Universidad de Lleida, dejándola en una situación financiera “delicada”, por decir algo suave o políticamente correcto. 3 millones es lo que dejará de invertir también el Gobierno de España en la provincia de Lleida el próximo año 2022. Sin embargo, en este caso, Diputación de Lleida y Generalitat han salido en tromba a denunciar el “déficit histórico” en inversiones que sufre nuestro territorio.
3 millones es lo que pagamos a la Generalitat por el canon del vertedero municipal, bajo la excusa de que “hay que afrontar nuevas políticas para evitar el cambio climático”, y principal razón por la cual el año que viene pagaremos más por las basuras. 2,7 millones de euros es lo que transferimos al Instituto Municipal de Ocupación, con el fin de llevar a cabo políticas de ocupación y empleo. Claro que no es una competencia que corresponda a los ayuntamientos, sino –¡oh, casualidad!– a las comunidades autónomas.
2,5 millones es lo que destinamos a la gestión y promoción del deporte (incluido el mantenimiento del Camp d’Esports). 2,4 millones es lo que destinamos a pagar a todos nuestros agentes rasos de la Guardia Urbana. 1,3 millones es el total de lo que destina la Generalitat al Segrià en cultura.
Para ponerlo en contexto, nuestro ayuntamiento destina 6,4 millones en el área cultural. 1,3 millones también es lo que destinamos a promoción turística. 1 millón es lo que nos gastamos desde el ayuntamiento en fiestas populares.
Así que me permitirán que me alegre de que la fianza por fiesta del procés, que solamente en promoción exterior está valorada en 5,4 millones de euros, no nos la puedan cobrar a todos los catalanes. Porque cuando hablamos de millones de euros podemos llegar a perdernos, incluso a relativizar estas cantidades. Quizás por eso algunos gestionan presupuestos públicos de forma tan ligera e, incluso, temeraria.
Pero puesto en contexto, se descubre la importancia de cada euro que los ciudadanos aportamos a las arcas públicas. Y la desfachatez con la que algunos pretenden aprovecharse de nuestro esfuerzo fiscal.