Líderes anónimos

Mucho se habla y se ha escrito sobre la dimensión liderazgo: estilos, características, estrategias.. pero en su aplicación del día a día, ¿qué es lo que hace que sigamos a otra persona? ¿Qué nos despierta confianza, admiración, seguridad…? Más allá de personajes referentes y típicos, siempre me ayudó observar a líderes anónimos, aquellas personas que seducen y conectan con nuestra emoción. En esta ocasión la musa de mi inspiración fue Ramón, un señor cercano a cumplir 100 años en los próximos días y que reúne, sin lugar a duda, muchas de las habilidades y competencias de un líder.

Tuve la suerte de coincidir con él hace un tiempo, cuando el protagonista de mi artículo ya rondaba casi los 90 años. Lo que más admiración me despertó de Ramón no sólo fueron su inteligencia y su amplia experiencia en lo suyo, había ejercido como jefe de estación de trenes de un pequeño pueblo y se atrevió a cambiar a una gran estación en un tiempo en el que los trenes no viajaban a la velocidad de la luz: me atraparon su entusiasmo, su vitalidad, su valentía y su determinación en la toma de decisiones. Ramón no encontraba límites, los obstáculos se convertían en desafíos y en oportunidades de crecimiento, todo desde el respeto y la humildad, esta última necesaria para saber salir de la zona de confort y probarse en un nuevo ecosistema.

Saber ver el nuevo entorno como un reto, contemplar el error como una parte implícita en el hacer y como fase del aprendizaje. La persona líder experimenta y deja experimentar para poder innovar.Ramón siempre tuvo claro su propósito, él supo encontrar y seguir aquello que renovó su pasión, como afirma Simon Sinek, escritor, conferenciante y gurú en liderazgo, él encontró su porqué. Sinek transmite de forma magistral el concepto propósito explicándolo a través de lo que él denomina el círculo dorado.

Basándose en la biología, relaciona las diferentes partes de nuestro cerebro con el qué, el cómo y el porqué. Saber y comunicar qué hacemos y cómo lo hacemos son aspectos importantes, pero lo realmente clave es el porqué, conectado directamente con nuestro cerebro límbico y con nuestra emoción, Sinek afirma que “la gente cree en lo que uno cree”, la pasión con la que se transmite distingue a la persona líder.La generosidad es denominador común en los líderes. Compartir sin miedo a que otras personas crezcan y brillen alrededor.

Con cerca de 90 años, Ramón impartía clases de informática sin ser informático, y construyó su propio material recogiendo todo tipo de apuntes, documentándose para aprender y con el firme propósito de compartir ese conocimiento con personas de su edad, ¿Ahora se está hablando de brecha digital…? Ramón la descubrió hace tiempo, y se puso a trabajar para su comunidad, sin recibir nada a cambio, o quizás sí, quizás los seres generosos se sienten pagados cuando ven que las personas de su alrededor se desarrollan y son libres porque el conocimiento les hace ser así.En su reto de coleccionar años, Ramón creó una gran familia a la que supo transmitir valores profundos. Indiscutible su sello y su poder de influencia e inspiración. Como los buenos líderes, despierta respeto y admiración y ha creado en su grupo nuevos líderes.Ramón es un ser de luz, optimista-realista, entusiasta y positivo, agradece a la vida todo lo que le pone por delante.

Valora cada detalle y engrandece a las personas que le rodean haciéndolas sentir especiales; todo desde la bondad, condición indispensable para ejercer el liderazgo.“Una buena cabeza y un buen corazón son siempre una combinación formidable.” Nelson Mandela.